El último corresponde a la sucursal de Caixabank en la calle Vassallo de Maó, que ya ha comunicado a sus clientes que a partir del 2 de enero serán atendidos en la que fuera sede central de Sa Nostra en la calle Ses Moreres. Numerosos usuarios han expresado a los empleados su disgusto por el cambio, entre otras razones porque ya provenían de las oficinas del Parc Rubió, Sant Esteve o la avenida Menorca, que habían sido agrupadas en la que ahora echa el cierre.
A principios de mes fue Banca March la que anunció una reorganización que ha supuesto concentrar su actividad en dos oficinas, en Maó y Ciutadella. Con anterioridad han sido Sabadell, el Santander y el BBVA los que han aplicado un recorte que provoca cambios en el paisaje urbano y, sobre todo, impacto en la ciudadanía, impelida a la relación digital con sus respectivos bancos.
Las operaciones a través de internet o las app en el móvil habían alcanzado ya el 80 por ciento de la actividad bancaria antes de la pandemia. Durante los tres últimos años ese proceso de digitalización se ha acelerado por tal circunstancia y por las restricciones impuestas por el Gobierno a los pagos en metálico como una de las medidas puestas en marcha para el control del fraude. Se calcula que el uso de la banca digital ha subido casi diez puntos por las citadas razones.
El dinero de plástico, como se denomina el uso de las tarjetas de crédito o débito, y el pago directamente con el teléfono móvil son modalidades que se han impuesto en el día a día en todo tipo de transacciones y negocios. Hay ya toda una generación habituada a este manejo.
Pueblo a pueblo
Maó y Ciutadella, por razones demográficas y económicas, concentran algo más de la mitad de las oficinas abiertas al público y una relativa variedad de compañías. Alaior se ha quedado con cuatro (Caixabank, Caixa Colonya, Santander y BBVA) y Ferreries con tres (Caixabank, BBVA y el Santander).
En Es Mercadal, Es Migjorn, Sant Lluís, Es Castell, Fornells y Sant Climent solo hay presencia física de Caixabank, entidad que permite materializar el objetivo expresado por la administración y la propia sociedad de no dejar ninguna población desatendida.
Otras entidades como el Santander prestan servicio en alguna de estas poblaciones como Sant Lluís a través de un agente o sirviéndose del acuerdo firmado con Correos para la retirada de efectivo. En Mallorca, con datos de agosto, tres municipios carecían de sucursal bancaria, problema extendido también en la Península y que de momento es ajeno a Menorca.
Un veterano empleado de banca comenta el profundo cambio vivido por esta actividad y la antigua estrategia de los bancos por aumentar su presencia en la calle. Recuerda no sin añoranza el «Wall Street» de Maó, como llamó a una calle de Ses Moreres poblada de sucursales.
El apunte
«Si tienes dudas, mejor el cara a cara, no te fías de internet»
5 comentarios
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Para la forma despreciativa y de mala gana en que los empleados de banca atienden a sus clientes, por mí ya las pueden cerrar todas, prefiero mil veces hacerlo todo por internet que ir allí a sufrir su prepotencia.
manu menorcaLos ancianos, no. AGENDA 2030.
Pobrets no tenen prou beneficis que han de tancar oficines mermant sa calidat i es tracte personal a personas majors i no tant majors, vergonyos
Una vergüenza. Nos comen el coco con esto de las ventajas para el cliente del uso de Internet,apps... Los que ganan son los bancos .Perdedores : los usuarios (especialmente los jubilados) y los empleados
... todos tenemos -a nuestro pesar- la oficina en casa... o en el bolsillo...