Tras un complejo proceso de transformación en plena pandemia, el emblemático edificio de Sa Catòlica, en Ciutadella, ya funciona como hotel para un turismo de alta calidad. La oferta de alojamiento se distribuye de hecho en dos hoteles ya que también se ha reformado el edifico de Can Llorenç. Entre los dos suman 18 habitaciones con capacidad para 36 clientes y están gestionados por su hermano mayor, el consolidado hotel Can Faustino, un cinco estrellas que abrió en 2014 a escasos cien metros y que ya se ha hecho un hueco en la prestigiosa red de hoteles y restaurantes de lujo Relais & Châteaux.
Los estándares de calidad de los nuevos establecimientos, bautizados comercialmente como Cal Bisbe y Can Llorenç, son exactamente los mismos que los de Can Faustino y de hecho las habitaciones de los tres edificios se comercializan indistintamente, hasta el punto de que el cliente no puede asegurar en cual de ellas se alojará hasta la hora de hacer el check-in. Por el momento la cosa funciona: «Estamos teniendo unas ocupaciones muy altas, principalmente con clientes españoles y en segundo lugar franceses», explica Laurent Morel-Ruymen, fundador de la empresa Mare&Terra, propietaria de los establecimientos.
Habitaciones con terrazas privada, una coqueta piscina con vistas a la catedral, decoraciones sencillas, pero muy cuidadas y con aires mediterráneos confieren a la nueva oferta de alojamiento un halo de retiro espiritual en pleno centro histórico de Ciutadella. El cliente es de alta calidad, «pero no necesariamente rico, de hecho el perfil habitual es de una clase media que se da un capricho», explica el empresario galo, quien destaca que en las primeras semanas la gente de la calle entra pensando que es un museo. Así de singular es este nuevo hotel habilitado en dos inmuebles de la calle Sant Sebastià arrendados a largo plazo a la Diócesis de Menorca.
El lujo resiste
En tiempos de zozobra para la industria turística, Morel-Ruymen destaca que el lujo resiste muy bien y que la transformación del modelo de la Isla hacia un turismo de calidad no se detiene. De hecho son los clientes de alto nivel, «muy alejados de la oferta exclusiva de ‘sol y playa'», los que han empezado antes la temporada y con mayor empuje. «Nosotros no dependemos de agencias de viaje on-line ni de los turoperadores». Entre los clientes, dos perfiles: «Los que repiten porque están enamorados de Menorca y los que la descubren y se enamoran».
2 comentarios
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Paso a paso, vamos dejado el turismo de masas para dar paso a un turismo que deja más a la economía local, estos turistas en vez de quedarse 24 en el hotel, salen a cenar, compran un par de fincas en ruinas y dan de comer a media ciudadela, des de empresas de construcción, almacenes de suministros pasando por inmobiliarias y familias que no tenían ni para pagar la herencia, en fin, este es el camino, menos turistas, menos impacto ambiental y mas oportunidades para economía local.
Claro que "el lujo resiste muy bien". La pandemia ha hecho más pobre la clase media y la élite más rica... No sé cómo este "lujo" pueda salvar la situación. "Marchantes y sirvientes" reza una canción...