Las obras acabaron a mediados de julio, tras una inversión de unos 800.000 euros.

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El miércoles 6 de febrero. Esta es la fecha prevista para que esté cien por cien operativa la conexión de las residencias de Llucmaçanes a la red general de alcantarillado y suministro de agua potable de Maó. Algo más de seis meses habrán pasado entre que las obras en el Camí de Baix se terminaron y se haya podido activar esta importante infraestructura, demandada desde hace ya muchos años por los vecinos para dejar de lado las fosas sépticas. El principal motivo de esta larga espera ha sido «la demora en la conexión eléctrica de la nueva estación de bombeo por parte de la compañía eléctrica Endesa», según expone Abaqua en las autorizaciones de las dos últimas prórrogas (de un total de cuatro) concedidas a la constructora para la entrega del trabajo, la última acordada el 18 de diciembre por un plazo de tres meses que ahora se espera no agotar.

Según han informado desde el Ayuntamiento de Maó, impulsor de la inversión de la mano de Abaqua, el contador de la estación de bombeo se instaló finalmente el pasado 2 de enero, con lo que pasó a disponer ya del necesario suministro eléctrico. De este modo, la instalación se considera cien por cien operativa. También se han llevado a cabo ya pruebas de funcionamiento de la propia estación, tanto en su momento con grupos electrógenos como en los últimos días con el contador instalado. Todas ellas han arrojado buenos resultados, siempre según explican fuentes municipales.

A partir del 6 de febrero, día en el que se prevé la recepción formal de la obra, la instalación pasará a ser gestionada por Hidrobal, empresa que cuenta con la concesión para la gestión de la red de distribución de agua y saneamiento. En paralelo, el Ayuntamiento de Maó ya está preparando la información que hará llegar a los vecinos de Llucmaçanes para que conozcan los pasos que tienen que dar a partir de la fecha indicada para poder conectarse a la red general.

Una década sin uso

La conexión a la red a través de las canalizaciones y la estación de bombeo habitilitadas en el Camí de Baix ha sido la segunda fase de un proyecto que lleva ya mucho tiempo dando vueltas. La primera fase, que consistió en la instalación de las conducciones en el núcleo residencial, se acabó en el verano de 2008. Desde entonces han pasado más de diez años, una larga década en la que estas canalizaciones han permanecido inactivas a la espera de una segunda inversión que permitiera su utilización. En este tiempo la conexión de las urbanizaciones a la red de alcantarillado se ha convertido en obligatoria por ley.