Imagen de archivo del cementerio de Maó durante la preparación de la festividad del Día de Todos los Santos. | Gemma Andreu

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A finales de abril el Govern aprobó el decreto que permite los funerales y ceremonias laicas con cuerpo presente cumpliendo determinadas condiciones de conservación del cadáver. Acababa así la larga tramitación que provocó que durante 18 meses las despedidas se tuvieran que realizar sin presencia del difunto. Pero este levantamiento del veto ha tenido, hasta el momento, una respuesta tímida. Las funerarias de la Isla confirman que el porcentaje de funerales con el cuerpo presente sigue siendo muy inferior a quienes optan por una celebración sin el finado.

Y mientras algunos confían en que a medida que pase el tiempo se va a recuperar esta práctica hay quienes son más escépticos y creen que las familias se han acostumbrado y anteponen la comodidad a la tradición.

La Funeraria Bonet de Ciutadella indica que tan solo el 20 por ciento de los funerales se han llevado a cabo con el cuerpo presente. Fue la primera en Menorca en aplicar el nuevo decreto. Consideran que «la gente se ha acomodado», y agregan que «ha habido familias que pese a querer el cuerpo presente, al final han desistido», porque se prolonga la agonía, además de que no pueden haber pasado las 48 horas, en caso de ser así, deben tomarse medidas de conservación.

Desde la Funeraria Gomila explican que han sido un par en Maó y tres en Sant Lluís los funerales en cuerpo presente (en base a la información facilitada la semana pasada), una cifra que es inferior a las celebraciones realizadas sin el cuerpo. En su caso, creen que se irá recuperando la tradición, en especial entre las personas mayores que despiden a un familiar. Desde Nou Horitzó aseguraban que hasta la semana pasada no se había solicitado aún ningún servicio de cuerpo presente y en el caso de la funeraria Pompas Fúnebres de Alaior, avanzaban que no se habían producido funerales de ningún tipo.

Tanto Maó como Ciutadella informan que cuando no se hacían funerales con cuerpo presente, no se cobraba el desplazamiento hasta la iglesia. Ahora, a quienes lo solicitan, se vuelve a aplicar la tasa. Representa un precio añadido de entre 70 y 100 euros, el mismo que se cobraba antes del veto. Por su parte, las empresas de Alaior y Ferreries no redujeron costes. Ahora tampoco los van a incrementar.