Una planta semi-paralizada. En la actualidad solamente se realizan trabajos mínimos de mantenimiento, que cuestan una media de 12.000 euros al mes. La planta fue finalizada en 2011, por lo que lleva seis años en tierra de nadie | Sergi García

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Sus espacios apenas registran actividad a día de hoy, pese a que la inversión que arrastró su construcción ocasionó un alto coste, cifrado en decenas de millones de euros procedentes de las arcas públicas. La desaladora de Ciutadella se encuentra a escasos cinco kilómetros del casco urbano del municipio de Ponent y lleva seis años casi paralizada. Pocas personas acuden a sus dependencias. Solamente dos operarios se encargan de las tareas de mantenimiento mínimo de una planta de la que no ha salido ni un metro cúbico de agua potable.

«Las instalaciones tienen una vida útil estimada de entre 25 y 30 años y ya ha pasado cerca del 30 % de este plazo. Creo que el Ayuntamiento y el Govern están condenados a entenderse. Es una planta que, por sentido común, ya tendría que estar funcionando». Quién habla es Miquel Seguí, técnico de explotación de la Agència Balear de l'Aigua i la Qualitat Ambiental (Abaqua), que ayer visitó las dependencias junto a un equipo de «Es Diari».

Seguí realiza inspecciones periódicas de los edificios desde hace años. Las cámaras destilan un marcado aire industrial y se estima que tardarían un plazo de un mes en estar operativas una vez se sellara el necesario pacto político entre el Consistorio ciutadellenc y el Govern: «Hay que cumplir con trámites burocráticos y coordinar diversas tareas previas como una analítica completa, por ejemplo, antes de comenzar con el suministro. Creo que un mes sería un plazo correcto, aunque si todo se gestara en verano hablaríamos de dos meses dadas las complicaciones de estas fechas», argumentó el técnico. Detalló, a su vez, que la analítica comprende hasta 200 parámetros y que tiene que realizarse en un laboratorio externo.

Calidad del agua

El responsable de explotación de la firma dependiente del Govern también defendió la calidad del agua que se suministraría a la red de Ciutadella en caso de estar operativa la desaladora. Seguí explicó que «de hecho, en un principio es tan pura que puede causar problemas estomacales a los consumidores. Por ello, añadimos minerales a posteriori. El salto de calidad que daría el servicio si lo comparamos con el actual en la ciudad y las urbanizaciones sería muy grande».

La situación de semiparalización que arrastra la desaladora de Ciutadella se sufre desde hace años. Y todo apunta a que se acerca el final. Aunque no se ha fijado una fecha para llegar a un acuerdo, las intenciones del Govern pasarían por tener el trato finiquitado después del verano, como muy tarde.

En el fondo del asunto se encuentra el precio a pagar por el Ayuntamiento, gran punto de fricción entre administraciones. La oferta del Govern se fijó en 1,24 euros por metro cúbico, pero fue rechazada por el pleno en junio. Todo los partidos con presencia en el Consistorio de Ciutadella acordaron exigir «un precio razonable». Nada está decidido de forma oficial.

El mantenimiento mensual acarrea un dispendio global de 12.000 euros al mes. Cifra que aumentaría –como no podía ser de otra forma– en caso de que la planta estuviera operativa. Así, el presupuesto para una producción de 750.000 metros cúbicos al año se cifra en un total de 928.602,81 euros, entre gastos fijos y variables. El dato sube hasta los 1,82 millones para un contrato de explotación de dos años. Siempre y cuando se mantenga el precio de 1,24 euros el metro cúbico al final del asunto.