Experimento. Los auxiliares comprobaron en un curso de formación cómo respondería su cuerpo si se enfrentara a una pérdida de rendimiento de entre el 40 y el 60 por ciento | Josep Bagur Gomila
Cristina Llopis trabaja como auxiliar en el geriátrico de Alaior desde hace tiempo, pero este miércoles algo hizo que comience a afrontar su actividad profesional desde una perspectiva diferente. Y todo ello gracias a un ejercicio de empatía, es decir, de ponerse en la piel de esas personas con las que trabaja cada día, desarrollado en una jornada de formación en la que hubo algo de teoría, pero sobre todo mucha práctica. Al igual que otras nueve compañeras, Llopis se vistió con el traje simulador de edad Max, «una experiencia muy buena» y que recomienda a todos los profesionales «que trabajan con personas mayores».
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