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Hasta el último momento. El pleno ordinario que cerraba el mandato en el Ayuntamiento de Ciutadella repitió anoche varios de los ingredientes que han caracterizado los cuatro últimos años de gestión. En especial cuando el equipo de gobierno intentó, sin éxito, 'colar' a una semana de las elecciones una modificación de la ordenanza de regulación de horarios de bares, espectáculos públicos y actividades recreativas que no había sido previamente comunicada a la oposición.

El objetivo de la propuesta era «flexibilizar» y ampliar los horarios «para adaptarlos a las nuevas tendencias turísticas y de ocio de nuestra sociedad», aumentando las atribuciones del Ayuntamiento para que pudiera alterarlos de forma temporal «en función de las festividades de los barrios u otras circunstancias». Y todo ello, teóricamente, «con vocación conciliadora para compatibilizar los intereses legítimos» de las partes en conflicto en base a criterios como la conformidad de los vecinos afectados, la inexistencia de expedientes sancionadores de los bares beneficiados o informes policiales al respecto.

«Hemos intentado mejorar la ordenanza», esgrimió la concejal Juana Mari Pons, pero no logró sacarla adelante por las «dudas» que las alteraciones introducidas «sin previo aviso» por el gobierno popular crearon en la oposición. «Deja a los vecinos aún más desprotegidos», asintieron Joana Gomila (PSM) y Joan Triay (UPCM).

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