Siete meses después de que el Govern aprobase el decreto de medidas urgentes de carácter turístico y de impulso de las zonas maduras, ni el Consell Insular, ni ninguno de los ocho municipios menorquines se ha acogido a la posibilidad de declarar como maduras alguna de las urbanizaciones turísticas de la Isla.
El Consell inició hace seis meses una ronda de contactos con los ayuntamientos, que deben emitir informe previo y vinculante, para determinar qué zonas de Menorca pueden acogerse a una figura que, pensada para la Playa de Palma, da muchas facilidades para que los hoteleros mejoren su planta e incluso aumenten edificabilidad, aunque también implica la redacción por parte de los ayuntamientos de planes especiales que incluyan mejoras en las urbanizaciones.
En el mes de junio, la consellera de Turismo, Salomé Cabrera, aseguraba que había zonas en Menorca que «necesitan y merecen» ser declaradas maduras e incluso avanzaba que se quería determinar «rápidamente» esos espacios que, con la libertad que ofrece la Ley Turística, podían ser declarados maduros, un proceso que esperaba poder llevar a cabo «este mismo año».
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