Homenaje. La sala polivalente lucía cargada de experiencia e ilusión - M.P.

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Puede que sus rostros estuvieran forjados de senectud y sus manos se mostraran agrietadas tras décadas de labrar una vida, pero el miércoles, disfrutaron como niños. Algo más de 200 alaiorenses mayores de 80 años fueron homenajeados en un sentido y emotivo acto donde la alegría de reencontrarse con viejos compañeros mientras sostenían el brazo de sus sucesores afloró como por arte de mágica. Todos ellos compartieron manteles en la sala polivalente del centro educativo La Salle de Alaior donde, de forma bienal, una comisión organiza un reconocimiento a los ancianos del pueblo. Se reunieron, entre homenajeados y acompañantes, más de 400 personas.

Esta celebración lleva convocándose desde hace más de 40 años cuando el entonces denominado Hogar de La Salle tuvo la iniciativa de rendir homenaje a los vecinos mayores de 80 años. El evento está patrocinado por el Ayuntamiento de Alaior y la Obra Social la Caixa, con la colaboración de la APIMA y alumnos del centro.

"¡Cuánto tiempo hace que no te veía!, cómo pasa el tiempo, yo nunca salgo de casa pero este desayuno no me lo pierdo". Éste era el comentario más repetido de la jornada.

Después de una celebración religiosa, los 400 asistentes saborearon un buen desayuno en el que no faltó un bocadillo, el chocolate artesano con la ensaimada y el dulce tradicional.
El evento homenajea a las personas de más edad allí presentes. Así, recibieron el galardón Beatriz Quesada y Bartomeu Pons, ambos de 98 años. Por su parte, Gabriel Pons también fue reconocido por cumplir, aquel mismo día, su 80 aniversario.

El obispo Salvador Giménez Valls exaltó el reconocimiento a quienes nos han enseñado la vida. Bromeó advirtiendo a los diabéticos de no sobrepasarse con los dulces. Por su parte, la alcaldesa de Alaior, Misericordia Sugrañes, y el presidente del Consell, Santiago Tadeo, valoraron el puente y el punto de conexión de todos estos vecinos con los jóvenes de hoy en día.