Alex Rovira. El jueves ofrecerá una conferencia sobre "creer es crear" - A.R.
Álex Rovira (Barcelona, 1969) es licenciado en economía y MBA por ESADE, consultor internacional, conferenciante y uno de los escritores españoles más prolífico e internacional con más de seis millones de libros vendidos en todo el mundo. Ha cosechado auténticos best-seller como "La buena suerte" o "La brújula interior", adentrándose en el ensayo, la literatura epistolar, el cuento, la fábula, la novela o el manual de autoestima para ofrecer un mensaje lleno de fuerza y posibilidades. Asimismo, está considerado uno de los mayores expertos en psicología del liderazgo a nivel mundial. El próximo jueves será el nuevo protagonista del Foro Menorca en el Teatre Principal de Maó con su conferencia "Creer es crear".
Dicen que es usted un apóstol del optimismo, ¿tan bien le van las cosas?
Este es un titular que debía poner algún periodista en su momento para llamar la atención pero no me considero ningún apóstol del optimismo porque, en realidad, si se escuchan mis conferencias con atención y se leen a fondo mis libros, lo que yo digo es que la esperanza es un imperativo moral, es decir, un padre no puede llegar a su casa y decir a sus hijos que estamos acabados, que no hay nada que hacer, hasta que su propia muerte certifique que ha hecho todo lo posible para salir hacia adelante y encontrar una solución a la situación, por grave que sea. Y creo que hay dos tipos de optimismo. Hay un optimismo ingenuo, que lo hemos visto en los ámbitos de la política y que dice que todo se arreglará pero que no hace nada por arreglarlo. Luego está el optimismo práctico, que se refleja en aquella frase de Edison de que "los que dicen que es imposible no deberían molestar ni interrumpir a los que lo estamos haciendo". Creo sinceramente que hay un optimismo practico, que pasa por trabajar y ahí me pueden encontrar los periodistas que quieran. Para mi, el optimismo es un imperativo moral que se traduce en una acción bien pensada, bien planificada y excelentemente ejecutada.
¿Vender optimismo en estos momentos no es caer en el autoengaño?
Si el optimismo que se vende es vacuo, de toquecitos en la espalda, sin compromiso, es de autoengaño, es indecente. Lo que tenemos que hacer es una pedagogía profunda y sincera sobre las herramientas que nos ayudan a gestionar mejor la existencia a todos los niveles, y permiten que seamos mejores personas, mejores profesionales y mejores ciudadanos. Y lo vamos a conseguir en la medida en que ejercitemos una inteligencia social y emocional, es decir, trabajemos el querer. Una inteligencia lógico-emocional, es decir, trabajemos el saber. En tercer lugar, una inteligencia practica y operativa, es decir, trabajemos el hacer y el poder. En cuarto lugar, una inteligencia espiritual y creativa, es decir, trabajemos el crear y el legar. Y, finalmente, una inteligencia moral que nos permita hacer todo lo demás que te he dicho (querer, saber, hacer y poder, crear y legar, de una manera ética), para que podamos transformar el mundo como lo hemos hecho otras veces. El grave problema que tenemos hoy es la falta de integridad y de valores.
¿Y cómo debemos mirar al mundo?
Hay un aforismo que dice "ten cuidado como mires al mundo porque el mundo será como lo mires". Nuestra mirada tiene que ser una mirada de honestidad, de humildad, de integridad, de compromiso, de solidaridad, de redistribución de la riqueza, profundamente ecológica porque si no acabaremos autodestruyéndonos y creo que poniendo el foco, y lo digo de corazón, en el amor. Para mi amar es cuidar, cuidar la tierra, cuidar a las personas que están con nosotros, a nuestros hijos y cuando digo cuidar me refiero a un doble ejercicio. Por un lado, el ejercicio de la amabilidad, de la ternura, del procurar por los demás. Pero por otro lado, el ejercicio del rigor, del esfuerzo, de la autoexigencia, de la búsqueda de la eficiencia. La suma de los dos nos permite crear una cultura para poder mirar el mundo que evite tasas de fracaso escolar del 35 por ciento o estudios que digan que Belén Esteban puede ser la tercer fuerza política de España. Eso es muy grave.
¿Cuáles son los mecanismos de la esperanza?
Con el ejemplo. Sinceramente, pienso que la única manera de crear esperanza en tu entorno es que aquellos que te rodean, vean que tú eres el mensaje. A mi me gusta decir, y esto es valido para creyentes y no creyentes, una frase de un amigo mío que decía: "Haz de tu vida una oración". ¿Para qué ser cristianos si podemos ser Cristo? ¿para qué ser budistas si podemos ser Buda? No se trata, tampoco, de impostar actitudes y de subrayar el "buenismo" sino de ser simplemente, responsables. El gran reto que tenemos hoy es humanizar a la humanidad, trabajando en coherencia con este principio, procurando crear buenas personas, ciudadanos y profesionales. ¿Cómo se hace? Trabajando, leyendo, cuestionándote, mirando de sembrar unas actitudes y unos valores. Pero no nos tenemos que quedar en la comprensión de la palabra porque decir la palabra agua no nos moja. Debemos tirarnos a la piscina desde nuestras parcelas particulares. Si eres panadero, procura hacer el mejor pan y a un buen precio. Si te dedicas a la pedagogía, procura ser un buen maestro. Te dediques a lo que te dediques, si te ganas muy bien la vida, redistribuye esta riqueza más allá de los impuestos. Tenemos que aprender a vivir con sobriedad y mirando al mundo con la voluntad de contribuir. Me parece obsceno la existencia de paraísos fiscales, la acumulación de riqueza en pocas manos, me parece obsceno que vivamos ajenos a la miseria económica que afecta a muchas personas porque si eso es así, somos presos de una miseria moral. Y miseria quiere decir incapacidad de amar. Quien ama, quiere aprender y quien aprende y sabe, ama más.
Si el punto de partida son los valores, ¿a cuáles apelamos?
En los procesos de transformación, los valores y las actitudes son fundamentales y para que nos entendamos y no lo hagamos teórico o complejo, ¿qué son los valores? Pues, sencillamente, aquello que valoras, aquello que para ti tiene valor. Santo Tomás decía que a toda crisis se llega desde el vicio y que desde toda crisis, solo se sale desde la virtud. Platón también se refirió a ello diciendo que había tres valores fundamentales: la sabiduría, es decir, saber gestionar bien nuestros pensamientos, la fortaleza, es decir, saber gestionar nuestras emociones y la templanza, que quiere decir saber gestionar bien nuestras acciones o actuaciones. Cuando hay armonía entre lo que piensas y lo que sientes, eres congruente. Cuando hay armonía entre lo que piensas y lo que haces, eres coherente. Y cuando hay armonía entre lo que piensas y lo que sientes, eres consistente. Pues bien, debemos procurar una humanidad coherente, consistente y congruente. Entonces y solo entonces, podrá aparecer la justicia. Para mi la justicia es el ultimo valor. Vivimos en un mundo que confunde la legalidad con la justicia. Hay leyes que amparan la existencia de paraísos fiscales, la creación de productos transgénicos o la fabricación de armas. Hemos confundido, incluso, la legalidad con la moralidad. Si no somos capaces de mirar al mundo y ser honestos, a largo plazo solo tendremos destrucción.
Parece que estemos frente a las puertas de un enfrentamiento si vamos por este camino...
La humanidad, por suerte y por desgracia a la vez, solo aprende en momentos de profundas crisis. No es baladí que la palabra crisis comparta raíz etimológica con crisálida (transformación, mutación, alquimia), con crisol (depuración, elevación, integración) con crítica o criterio (inteligencia, reflexión adecuada), con criba (selección rigurosa y meditada) o con cristo (máxima expresión de la consciencia humana)
¿Es el momento del individuo o del grupo?
Hay una dialéctica entre ambos porque ningún sujeto puede realizarse sin el grupo y el grupo implica necesariamente al individuo. Y aunque se hable mucho del emprendedor, no debemos hacer una lectura de individualismo porque yo creo mucho en el cooperativismo, en la voluntad asociada y precisamente, el emprendedor que buscamos hoy es el emprendedor en red, creando tecnología que democratice productos y servicios de un alto valor añadido. Si nos fijamos en las zonas del mundo que avanzan y crean riqueza, no son aquellas caracterizados por personajes como Adelson que quiere traer Las Vegas a España, sino son personas jóvenes que trabaja n en red, creando aplicaciones.
¿Por qué nos dice que creer es crear?
Porque todavía sigo creyendo en las buenas personas, en la gente que se levanta cada mañana para ir a trabajar pese al aumento de fiscalidad y los recortes. Me niego a renunciar a que la mayoría de la humanidad es bondadosa pero lo que pasa es que es mucho más ruidoso un árbol que cae que los miles que crecen. Y, literalmente, hace mucho más ruido una bomba cuando estalla que millones de caricias. Lo malo es que los titulares de cada día nos hablan del árbol que cae y de la bomba que estalla. No aparecen todas las personas que están procurando que este mundo avance, que no se caiga, dando apoyo, esperanza, escucha y dinero para aquellos que más lo necesitan. Estas personas no son noticia, pero son los que creen que merece la pena seguir viviendo y trabajar por una vida con sentido, creando constantemente. Si realmente fuéramos tan estúpidos como a veces nos parece que somos al ver las noticias cada día, probablemente la humanidad no existiría.
¿Es una nueva interpretación de las religiones lo que usted nos explica?
No, en un absoluto. No hay ninguna vocación en este sentido. El sentimiento religioso me merece el máximo respecto, sea cual sea la religión que se profese. A veces nos etiquetan de esta manera a los que nos dedicamos a la psicología o la autoayuda. Yo creo que las personas necesitamos cuestionarnos las cosas, y nos es tanto una cuestión de religión sino de principios. Gandhi decía que las cosas que nos destruirán serán políticas sin principios, placer sin consciencia, riqueza sin trabajo, conocimientos sin carácter, negocios sin moral y adoración sin sacrifico. Lo que debemos hacer es trabajar por los principios, por la consciencia, por el trabajo, por la ética y por el sacrificio, entendido como el compromiso. De nada sirve rezar y pedir para uno mismo si el de nuestro lado está mal. Si Dios es amor, se encarna en la acción del ser humano. Yo no creo en un Dios legislador porque la justicia no es algo divino sino es algo por lo que el hombre y la mujer deben trabajar por encarnar. Evidentemente, existe un misterio, el hecho de vivir es un misterio, la vida es un misterio, la existencia, la belleza, todo lo que nos rodea es un misterio. El propio acto de la autoconsciencia es un milagro pero entonces, el azar hubiera tenido que ser muy inteligente para crear todo lo creado…
En sus libros siempre nos habla de mirar hacia adelante, de tener una visión pero, ¿por dónde empezar la acción para transformar nuestro mundo?
Hay que empezar por uno mismo. Dedicamos excesivo tiempo a mirar a los demás, a criticar a los demás, pero si invirtiéramos más tiempo en leer, en reflexionar, en formarnos, en construir una mirada critica, en trabajar de verdad, otro gallo nos cantaría. Lo que pasa en este país es que cuando hay un partido de futbol importante, se paraliza y aunque me parece legítimo distraerse y divertirse, estamos poniendo todo el foco en determinados aspectos de un espectáculo, de un circo que distrae la atención de las cosas esenciales, como si se buscase que dejemos de pensar. A mí, desde muy pequeñito, estas situaciones siempre me han producido una perplejidad enorme.
Usted, que es una persona de aforismos y frases clave. ¿cuál es la suya de cabecera?
Vive y deja vivir. Es una frase que conocemos todos aunque también me encanta una frase de Karl Gustav que dice que la vida no vivida, es una enfermedad de la que se puede morir. Hay que vivir porque una cosa es existir y otra es vivir. Y mucha gente no vive porque vivir implica arriesgarse y comprometerse. Cuando vives de verdad, dejas de temer a la muerte.
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