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Sin duda, el tema del fin de semana ha sido el rescate de los bancos españoles a manos de las instituciones europeas. Una de las personas que más sabe de esta operación es un menorquín, consejero del Banco de España y verdadero economista de cabecera de los menorquines, Guillem López Casasnovas. Su mandato en el Banco de España es independiente de los cambios que se produzcan en los altos mandos, como el que se produjo ayer mismo en el cargo de gobernador. López defiende el rescate y lanza un mensaje de tranquilidad a los ciudadanos: Su dinero, ahora, está más seguro que antes.

Hay quienes califican lo de este fin de semana de rescate, mientras que otros eluden esta palabra. ¿Esto es un rescate?
Según el diccionario Pompeu Fabra, no. Según la Enciclopèdia Catalana, sí. No es una cuestión en la que debamos perder mucho tiempo. Si esto no es un rescate, aunque sea parcial, se le asemeja mucho.

¿Por qué se ha tenido que llegar hasta una intervención europea en los bancos españoles?
Ha habido falta de diligencia por parte del organismo supervisor, eso es seguro. También hay que denunciar negligencia política, a la espera siempre de brotes verdes. Claramente hay culpa de algunas entidades, y comportamientos dolosos de algunas directivos que esperemos que lleguen ante la Fiscalía.

¿Se siente usted responsable de esta situación, como consejero del Banco de España?
El Banco de España no funciona de manera colegiada, ya que excepto un informe anual, el resto son decisiones del gobernador preparadas en la comisión ejecutiva en la que ya no estoy. No quiero huir de responsabilidades, a pesar de que muchas de las decisiones adoptadas no se ha solicitado nuestro consejo y, si se ha pedido, puede que no lo hayan tenido en cuenta. Es obvio que nosotros, como supervisores, no hemos sido suficientemente diligentes a la hora de separar manzanas podridas de las sanas. El gobernador ha tenido que irse antes de tiempo, pero el gobierno ha sido claramente negligente ignorando la realidad apelando a unos brotes verdes que nunca aparecían. Sería interesante una comisión de investigación en el Parlamento. Además, algunas entidades se han comportado de manera culpable en el modo en que han tomado las decisiones, arriesgando el dinero de sus ahorradores. No me parece suficiente la condena social, y algún directivo de estas entidades ha mostrado algunas conductas que espero acaben en los juzgados.

También les señalan a ustedes...
El gobernador o nosotros mismos podemos habernos equivocado, pero nadie puede decir que lo hemos hecho para lucrarnos. Por ejemplo, la retribución del gobernador que se ha ido sin pensión era menos de una décima parte de lo que cobraban muchos directivos de entidades que iban de desastre en desastre. En el consejo de las cajas se sentaba gente que cobraba y que decía que no se enteraba de lo que aprobaba. Y algún responsable de gobierno autonómico cargo en el Banco de España la que era su responsabilidad competencial. Algunos piensan que deberíamos haber rescatado a las cajas con dinero del contribuyente con un manguerazo desde el primer día. Yo no lo apoyé nunca para minimizar el coste que debía soportar un ciudadano que no tenía ninguna culpa. Aún hoy podemos decir que la reestructuración financiera española ha sido las más barata por cargo directo al contribuyente. Hay quien cree que fuimos demasiado lentos, otros que demasiado rápidos... Este es el país que tenemos, que nos quiere a nosotros en la hoguera y que vota partidos que no regulan las responsabilidades penales de los malversadores de dinero público y erosionan el prestigio de una de las pocas instituciones que aún lo mantenía.
No hace mucho tiempo, se decía que los bancos españoles eran de Champions League y ahora, de golpe, necesitan 100.000 millones de euros.
El tiempo lo deteriora toda. No separar la manzana podrida de la economía de las que inicialmente están más sanas nos ha llevado hasta donde estamos. Una economía a la baja deteriora cualquier solvencia.

¿Qué consecuencias tendrá para el ciudadano de a pie esta medida venida desde Europa?
Más seguridad en la protección de sus ahorros y una oportunidad para remover o apartar los condicionantes actuales que restringen el crédito.

Es cierto, como dice el Gobierno central, que los ciudadanos no notaremos los efectos del rescate?
El coste financiero de la nueva deuda será menor del que nos tocaría pagar si el rescate lo tuvieran que asumir los propios contribuyentes. La decisión política de rescatar los bancos ya está tomada. En todo caso, un desembolso de deuda no es equivalente a la financiación continuada del gasto social ahorrando la necesidad de recortar. En el primer caso se trata de un desembolso que se realice de una vez, y el otro caso supone sufragar un déficit por un gasto recurrente que vaya ligado a la continuidad de las prestaciones sociales.

¿El rescate bancario era, como se comenta, la mejor de las alternativas posibles?
Sí, la menos mala de las opciones.

¿Están seguros nuestros ahorros en los bancos?
Ahora más que nunca.

¿Con esta inyección están solucionados los problemas de los bancos, o aún debemos esperar más medidas venidas desde Europa?
Esperemos que no sean necesarias más novedades y que la volatilidad observada desaparezca. Esto, no obstante, no nos exime de hacer los deberes. Ahora más que nunca tendremos a los creditores con la posibilidad de cerrarnos esta especie de póliza de crédito si no cumplimos.