¿Qué le llevó a instalarse en Menorca?
Aunque nací en Barcelona, mis padres se conocieron cuando yo era pequeño y vinimos a vivir a la Isla, tendría unos nueve o diez años. Al principio, la adaptación fue complicada ya que el cambio de pasar de una ciudad grande a un pueblo pequeño como Es Castell resultó muy radical, y mas hace 30 años, pero hoy doy las gracias a mis padres.
¿A qué se dedica exactamente?
Me dedico a la carpintería y durante quince años me he dedicado a fabricar piezas de madera pequeñas para el montaje de maquetas de barcos antiguos, tipo "Mayflower", "Bounty", "J.S Elcano" o la" Santa María". Después, durante un tiempo, me dediqué al montaje de cocinas, parqué o tarimas de madera hasta que, hace seis años, entré a trabajar como encargado de la sección de cristalería de Maderesa.
¿Qué es lo que más y menos le gusta de su trabajo?
Lo que más me gusta de mi trabajo es que me permite un día estar en la calle y otro estar en la oficina o en el taller , no es nada monótono. También, sobre todo, el trato con los clientes, ya que acabas conociendo a mucha gente de toda la Isla. Lo que menos me gusta es el teléfono.
Comenta que le gusta el tenis y, de hecho, lo practica. ¿Cómo comenzó a jugar?
Antes jugaba a fútbol, pero lo dejé. Un amigo del Club Tenis Mahón me animó a que probara el tenis. Yo no había cogido una raqueta en la vida y ahora hace diez años que no la suelto. Es un anti-estrés fenomenal. Lo que más me gusta del club es ir a los entrenos y pasar un rato agradable con los compañeros y, sobre todo, tomarse una cervecita después de los partidos de verano, es genial.
¿Cuáles son sus planes de futuro?
Ahora mismo quiero intentar mantener el puesto de trabajo, que la cosa está muy mal. También es importante darles una educación a mis dos hijos Ethan y Marc. Por otro lado, siempre sale algún viaje. Me gustaría ir a Argentina o Nueva York algún día, son dos sitios que me fascinan.
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