El ‘Cap de Llevant' suspende las clases tres días por el frío

La dirección explica que se ha llegado a un punto en que llevar a cabo las clases es completamente imposible. Cabe tener en cuenta que los estudiantes se pasan casi una hora sentados en cada una de las clases.

Algunos profesores comentan que el frío reinante en el edificio se ha traducido en resfriados y dolencias derivadas, incluso con bajas laborales, según confirman desde el propio equipo directivo. "No podíamos aguantar más", indican.

En las aulas abundan las prendas de abrigo. El comunicado expone que "priorizamos la salud de las personas por encima de la actividad docente".

La interrupción de las clases supone que los alumnos no tienen la obligación de acudir al instituto y que no se avanzará en las materias, aunque el centro estará abierto y con docentes suficientes para atender a aquellos alumnos que sí opten por acudir a las instalaciones.

El equipo directivo, como la Conselleria, espera que el sistema de calefacción quede reparado el viernes por la tarde, con lo cual las clases se reanudarán el lunes con normalidad. Los operarios de la empresa encargada de arreglar la climatización estaban ayer ya manos a la obra.

La avería no afecta a la totalidad de las alrededor de cincuenta aulas del IES Cap de Llevant. Once se salvan del ambiente gélido. Por este motivo, las clases que se han suspendido corresponden a ESO, PQPI y primer curso de Bachillerato. Segundo de Bachillerato y FP continúan con las sesiones en las once aulas climatizadas.

Visita de la directora general y protesta de los estudiantes

La insistencia de las quejas por parte de la dirección del IES Cap de Llevant a causa del frío reinante en las aulas hizo que la directora general de Planificación, Inspección e Infraestructuras Educativas del Govern, Mercedes Celeste, se desplazara ayer a la Isla para conocer en primera persona el problema derivado de la avería en el sistema de calefacción.

Le acompañó el delegado en la Isla, Julián Hernández. La comitiva fue recibida por una protesta por parte de los estudiantes, con originales pancartas, mantas y un comportamiento modélico.

La iniciativa salió de los propios estudiantes, con el apoyo implícito de toda la comunidad docente. Celeste y Hernández se reunieron con la dirección del centro, y ante la situación existente se puso sobre la mesa la posibilidad de suspender las clases hasta que la calefacción no estuviera arreglada.

La Conselleria de Educación estuvo totalmente de acuerdo con la medida.