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La fuga de votantes del PSOE en las elecciones generales del domingo no se produjo por una avalancha de personas que, sobre en mano, pasaron a confiar en Mariano Rajoy para resolver la crisis económica.

El descalabro socialista, severo en la Isla como en el resto de España, se ha producido por un abandono del ciudadano de izquierdas que se ha parapetado en otras siglas no mayoritarias o en opciones como los votos en blanco, los nulos o, más cómodamente, la abstención. El PP ha subido. Y de forma considerable, pero en ningún modo es comparable la magnitud del crecimiento popular con la caída por el barranco de su eterno rival político, que lo retrotrae a la situación de hace once años.

Peor que con Almunia

En Menorca y en el caso de los comicios al Congreso, el PSOE ha cosechado su peor resultado en unas elecciones generales en las últimas tres décadas, moviéndose en guarismos similares en cuanto a número de votos a los del año 2000 con Joaquín Almunia en los carteles, pero con un porcentaje que el domingo fue hasta 2,5 puntos porcentuales inferior (30,69 por ciento frente al 33,27 por ciento de hace once años). En los tres años y pico de mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, los socialistas han perdido cuatro de cada diez votantes, para pasar de un constante codo a codo con el PP a distanciarse de forma considerable de las cifras en las que se manejan los auténticos dominadores del panorama político menorquín.

Abstención

Una de las grandes víctimas del desencanto del que fuera votante socialista ha sido la participación, que en Menorca se situó anteayer en uno de los guarismos más bajos de la democracia, rozando el valle del año 2000.

El PP alcanza los 18.000

La gran abstención otorga mayor mérito al crecimiento del PP, con más de 1.200 votos de incremento en el caso del Congreso. Así las cosas, los populares sobrepasan la barrera de los 18.000 votos y de forma holgada, un verdadero récord que no es tal en cuanto a porcentaje ya que, por ejemplo, en el año 2000 el PP se quedó a 21 centésimas de la mitad de los votos emitidos, por el 47,49 por ciento cosechado el domingo.

Lluvia para casi todos

El desplome del PSOE se ha convertido en una lluvia de votos para otras opciones minoritarias de izquierdas, como Esquerra de Menorca, que ha recogido a desencantados con las medidas nada progresistas del actual Gobierno del que durante mucho tiempo formó parte el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba para remontar el vuelo. La coalición PSM-IV-EXM-EQUO, Esquerra, UPyD, entre otros, han incrementado sus votos.

Nulos y blancos

No solo las siglas han visto aumentar sus porcentajes como consecuencia de la crisis del PSOE. Nulos y blancos se han incrementado notablemente, con especial magnitud en el caso de las elecciones al Senado, donde ambas opciones (o errores en el caso de los nulos) suman un 14 por ciento, más de 5.000 votos, algo difícil de imputar solo a la impericia de los votantes en el manejo de un bolígrafo y una papeleta. En Mallorca, por ejemplo, nulos y blancos no superaron el 10 por ciento.

Senado monocolor

Por lo que respecta al Senado, el PP logra la victoria más holgada de la historia de la democracia en la Isla, un record absoluto en cuanto a diferencia de votos entre el primero y el segundo en unos comicios a la Cámara Alta. El PP roza la mitad de los votos y el PSOE se desploma por debajo de los treinta puntos porcentuales, algo desconocido desde que Victoria Florit se quedara en el 26,71 por ciento. Era 1982 y se presentaba por AP, frente a Antoni Villalonga. Nunca antes del domingo un aspirante socialista a senador había bajado del 34 por ciento. Por contra el casi 47 por ciento de Juana Francis Pons Vila sí tiene precedentes recientes, incluso marcadamente superiores. Lo dicho, no es que un grupo nutrido de socialistas de la Isla se haya hecho del PP de la noche a la mañana.