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Desempeñó el cargo de viceministro del Interior en el Gobierno de Evo Morales en 2006. Fue representante presidencial en Cochabamba y prefecto interino de este mismo departamento en 2008 y vocero de la campaña electoral en 2009. Se dedicó a la educación popular y la defensa de los derechos humanos durante más de treinta años en todos los departamentos de Bolivia. Nacido en Cochabamba hace más de 70 años, Rafael Puente Calvo pronunció ayer en el Ateneu una conferencia sobre derechos humanos y recursos naturales en Bolivia. Dejó clara su inclinación hacia un Evo Morales "inteligente, valiente y honesto" que procede de las comunidades más humildes del país andino.
Viceministro en el gobierno de Morales.

¿Cómo fue su paso por este eslabón de la política?
Tenía una antigua relación con Morales y justo en un período de distanciamiento, gana las elecciones y me convoca para ser ministro del régimen de Interior. Fueron solo ocho meses ya que a partir de un problema que se planteó con dos jóvenes refugiados paraguayos el Gobierno de Paraguay dijo que si yo no me retiraba rompían relaciones. Dejé el Gobierno aunque dos años después me elige representante presidencial y prefecto interino. Por poco tiempo, al no sentirme cómodo con las presiones de quienes querían gobernar más que yo. He estado lo suficientemente cerca de Evo para valorar el proceso de cambio del país pero también para poder poner en la balanza el momento difícil actual que ha culminado con la marcha indígena contra una carretera que quería dañar un parque nacional y donde han salido a luz nuestras contradicciones, insuficiencias y debilidades.

¿Cuáles son estas debilidades a las que hace referencia?
El fuerte apoyo que consiguió Evo Morales en las elecciones conllevó una multiplicación de conflictos y una disminución notable de consenso en el campo social y que tuvo su máxima dolorosa expresión en esta marcha social. El Gobierno se puso nervioso y cometió el error de descalificar la marcha con la intervención policial. Pero el presidente pidió perdón y garantizó que la carretera no se iba a hacer. Pero hay igualmente mucha gente que creía que la carretera debía ejecutarse. Es un punto de partida para retomar un proceso que va a abordarse en la próxima cumbre social cuyo fruto debería ser un debate en torno al futuro económico del país y su desarrollo. Hay que medir hasta que punto el desgaste inevitable de la madre tierra es compensable o deja de serlo, en qué proporción podemos seguir explotando sin que esto signifique un desgaste irreversible. Debemos ser capaces de compaginar, por ejemplo, la explotación del litio para el beneficio del conjunto del país con el respeto a la integridad de la naturaleza.

¿Aquí entra en juego el papel de las transnacionales?
Ante la desmesurada entrada y uso gratuito de los recursos naturales, el Gobierno de Evo Morales nacionalizó el recurso petrolífero y dejó claro que las transnacionales dejaban de ser propietarias para ser socias. Cambió la figura siendo el Estado quien decide si se vende o no, a quién y a qué precio. Se puede convivir con las transnacionales sin que esto suponga claudicar frente a ellas y entregar impunemente nuestro recurso. Esta figura debería darse también en las mineras y en muchas otras explotaciones y que de momento no ha sido posible.

Háganos un retrato de la figura de Evo Morales que podría diferir del presidente que se ha dado a conocer a través de los medios.
Es miembro de una comunidad aimara de lo más alejado y deprimido del altiplano boliviano. Saboreó de cerca la soledad, el aislamiento, la marginación y el hambre. Veía como pasaban cerca los buses y cuando los pasajeros tiraban las pieles de naranja o mandarina se acercaba y las chupaba, su sueño siempre había sido llegar a comer una naranja completa. Se vio forzado a emigrar, estuvo trabajando en Argentina, y también se dedicó a la producción agrícola de hoja de coca. Hasta el momento su afición era el futbol y la música, aunque empezó a despertar políticamente y en 1978 fue elegido máximo dirigente de las seis federaciones sindicales de trabajadores que producían hoja de coca. Allí lo conozco yo. Tiene indudables rasgos de una persona inteligente, valiente y honesta. Aunque tiene también sus puntos débiles, como humano que es. No le gusta que le discutan, aunque luego sabe dar un paso atrás y retroceder, primero actúa y después piensa. Por otro lado, le gusta que le alaben y se ha rodeado de aduladores quienes le dicen lo que quiere oír aunque no sea lo que realmente piensan.

Una de las anécdotas que marcan su trayectoria vital es que usted fue educador en una escuela jesuita, curiosamente del líder popular Mariano Rajoy.
Hemos compartido centro jesuita pero no aula, no le ubico el nombre ni el rostro.