Estar en el lugar adecuado en el momento preciso. Eso es lo que le sucedió a Santi Sánchez López (Granada, 1972) durante uno de sus viajes a Londres, donde residía su hermana. Fue precisamente una amiga de ésta, que trabajaba para la firma de moda y complementos Anya Hindmarch, la que le propuso probar suerte en la empresa británica como diseñador gráfico.
El menorquín comenzó trabajando en un proyecto de gran repercusión internacional denominado "Be a bag", que enamoró a las "celebrities" y puso en boga el fenómeno de la personalización, que ha culminado en la inauguración de diversas tiendas de productos elaborados a gusto de los clientes.
Como otros muchos jóvenes de la Isla se marchó a Barcelona a continuar sus estudios...
Sí. Estudié delineación en el Instituto Pasqual Calbó i Caldés de Maó aunque mi intención era hacer diseño gráfico. Con 21 años me fui a Barcelona y allí estuve ocho años estudiando y trabajando en algunos proyectos como "freelance". Los veranos los pasaba en Menorca y durante unos cuantos años trabajé para Pepsi y también para Coca-Cola.
¿Cómo surgió la posibilidad de trasladarse a Londres?
Conseguí un trabajo como diseñador en la empresa de moda y complementos Anya Hindmarch. Mi hermana ya vivía en Londres y en una de las ocasiones en las que fui a visitarla me presentó a una amiga suya que trabajaba en aquella empresa. Cuando le comenté que estudiaba diseño en Barcelona me explicó que querían lanzar un nuevo proyecto para el que necesitaban a alguien que les guiara en el tema gráfico. Así fue como comencé a trabajar para Anya Hindmarch, en un primer momento desde Barcelona. Seis meses después me ofrecieron un contrato y fue entonces, en 2002, cuando opté por marcharme a Londres.
¿Le costó tomar esta decisión?
Fue un paso importante ya que dejaba atrás muchas cosas. Además, suponía empezar una nueva vida en un país desconocido y con la traba del inglés, que en esa época dominaba poco. Tuve muchas dudas así que decidí pedirle consejo a mi madre. Ella me animó para que no dejara escapar aquella oportunidad. Le hice caso y di el gran paso. Ahora estoy muy contento de haberlo hecho, han sido unos años maravillosos y todavía sigo disfrutando.
¿Cómo recuerda los primeros meses en la capital del Reino Unido?
Muy duros. No salía, no conocía a nadie ni tenía amigos. Sólo podía quedar con mi hermana para ir a pasear o salir a cenar. Recuerdo que cuando llegaba el fin de semana deseaba que pasara rápido porque me quedaba en casa viendo películas con subtítulos en español. ¡Fue duro! Poco a poco empecé a adaptarme y a controlar el idioma. Me apunté a clases de inglés y empecé a conocer gente. La verdad es que después de seis meses en Londres ya no pensaba en volver...
Parece que le costó adaptarse...
Sí. La adaptación fue lenta. La gente en Londres es más fría y en algunos momentos uno se siente solo. No obstante, siempre encuentras algún español o sudamericano que está igual o peor que tu. ¡Nos consolamos unos a otros!
De todas maneras, llegó a Londres con trabajo asegurado...
Sí. Anya Hindmarch es una empresa muy conocida en Londres que tiene más de 40 tiendas en todo el mundo. Inició su andadura en 1987 y se hizo famosa porque sus bolsos los lucían celebridades como la princesa Diana, Madonna, Claudia Schiffer o Angelina Joline, entre otras. Yo comencé a trabajar en un proyecto denominado "Be a bag", que fue lanzado en Londres en septiembre de 2001. Esta iniciativa consistía en ofrecer ocho estilos de bolsos diferentes que el cliente podía personalizar con una fotografía. Con el tiempo muchas empresas lo han imitado pero en su día llegamos a vender más de 3.000 bolsos al mes. El proyecto continúa en marcha actualmente y se siguen vendiendo bolsos con algunas variaciones. En total, se han vendido más de 60.000 "be a bag" en todo el mundo.
¿Cuál era su labor?
Yo me dedicaba a retocar y maquetar las fotografías, así como a diseñar las plantillas para los bolsos. No obstante, en 2006 la empresa apostó por un cambio de imagen y decidieron abrir la tienda en internet. Me nombraron encargado de la fotografía y aunque empecé con un proyecto basado en la fotografía estática de los productos pronto descubrí una empresa que realizaba fotografías de 360 grados. Con un aparato giratorio tomaban una serie de imágenes que, al editarlas, simulaban una rotación del producto que posibilitaba al cliente verlo desde todos los ángulos. Me informé de todo y compramos una máquina que nos permitió hacer este tipo de fotografías para incorporarlas a la web. Me dediqué a este proyecto hasta el año pasado.
¿Y ahora?
El año pasado Anya Hindmarch inauguró una tienda "Bespoke". Se trata de un establecimiento en el que todos los productos están personalizados, una moda que está pegando muy fuerte en Londres. Tenemos una gama muy amplia de alrededor de 300 productos y hay mucha demanda, especialmente en fechas señaladas como Navidad o San Valentín. El proyecto me pareció muy interesante y decidí hacer un cambio de rumbo en la empresa. Actualmente llevo todo el tema gráfico de la tienda "Bespoke". La verdad es que la personalización de productos es bastante complicada porque intentamos complacer al cliente en todo.
¿Son muy exigentes?
A veces sí. Hay personas que nos piden productos que no tenemos en la lista y... ¡para eso estoy yo! Muchas veces me ha tocado hacer un dibujo a mano de una fotografía para poder estamparlo en una bolsa. Se trata de cosas bastante manuales y a mí me encanta. ¡Así me alejo un poco de los ordenadores!
¿En España hay establecimientos de este tipo?
La verdad es que hay pocas empresas que se dediquen a la personalización de productos y creo que en España no hay ninguna por el momento. Hay que remarcar que en Londres hay mucho dinero y la gente está dispuesta a pagar mucho por algo personalizado. Las tiendas de Anya Hindmarch no son precisamente baratas y la calidad de los productos es muy buena.
A nivel personal, Londres le deportó algunas sorpresas...
Sí. En el año 2005 conocí a una chica madrileña que hoy es mi mujer. Fue una casualidad. Un amigo me invitó a una fiesta en su casa a la que se suponía que tenían que ir muchas chicas inglesas. Pensé que sería un buen modo de practicar el idioma y de conocer gente pero cuando llegué me encontré a mis amigos con tres chicas de Madrid. Rosa, mi mujer, acababa de llegar a Londres y me ofrecí para enseñarle la ciudad. Quedamos al día siguiente y al otro y dos años después nos fuimos a vivir juntos. El pasado 18 de septiembre nos casamos en Aranjuez y a la boda vino mucha gente de Menorca. Mi mujer trabaja como "account manager" y la verdad es que estamos muy contentos de vivir en Londres, aunque es cierto que a veces pensamos en volver a España.
¿En qué zona de la ciudad viven?
Estamos en West Kensington, muy cerca de Fulham. Es un barrio residencial que está relativamente cerca del centro. Antes no se consideraba una buena zona para vivir pero lo mismo pasó con Notting Hill: hace 20 años no era un lugar recomendable y ahora es de lo más "chic". Tenemos una casa con un buen patio para hacer barbacoas y con suelo de gres, lo que es bastante difícil de ver en Londres. Es pequeñita pero tiene todo lo que necesitamos.
¿Qué idioma hablan en casa?
Spanish! All the time! Cuando organizamos alguna cena con amigos hablamos un popurrí de inglés y español pero a diario hablamos castellano.
¿Qué es lo que más le gusta de Londres?
Lo que más me gusta es la variedad, los restaurantes, las tiendas, y la Navidad. ¡La oferta que tiene esta cuidad es increíble! Por el contrario, no me gusta nada el tiempo y que en invierno se hace de noche a las 15.30 horas.
Después de ocho años en Inglaterra, ¿qué valoración hace?
¡Estoy encantado! La verdad es que recomendaría a todo el mundo que se marchara una temporada, aprender inglés te abre muchas puertas no sólo a nivel profesional sino también a la hora de conocer a personas de otros países. Además, en Londres hay cinco aeropuertos así que es muy fácil escaparse de vez en cuando.
¿Se "escapa" a Menorca con regularidad?
Siempre que puedo. No falto ni en Navidad ni en verano. ¡Son citas obligatorias! Mi mujer no conocía Menorca y desde el año 2006 no ha faltado ningún verano. Si puedo me escapo también a pasar algunos días en invierno. ¡Me relaja la Isla en esta época del año! No obstante, ahora no viajo a Menorca tanto como quisiera porque mi mujer tiene a su familia en Madrid y nos tenemos que dividir para tener a todo el mundo contento.
¿Qué es lo que más echa en falta de la Isla?
A mi familia. Tengo cinco hermanas, de las cuales tres están en Menorca. Y a la persona que más quiero en el mundo junto a mi mujer: mi madre. Gracias a ella estoy en Londres. También echo de menos la tranquilidad y la calma de Menorca. El olor, el color y el cielo... ¡Menorca tiene algo mágico!
¿Se plantea la opción de instalarse de nuevo en Menorca en un futuro?
Lo hemos hablado y es una posibilidad... Quizá antes pasaremos por Madrid unos años pero la verdad es que me encantaría regresar a Menorca.
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