La consellera de Agricultura del Govern, Mercè Amer, abogó ayer por un mayor control de los precios que actualmente se pagan en origen a ganaderos y agricultores y los que finalmente debe abonar el consumidor por el mismo producto. Para la responsable del Ejecutivo balear, el nuevo reto de la Administración autonómica, estatal y la Unión Europea es dar "más transparencia" a la evolución de los precios en un momento en que los costes de producción del sector primario no paran de subir y su rentabilidad decrece cada vez a mayor ritmo.
Amer recordó al respecto que, tanto este tema, como el progresivo descenso del precio de la leche que arrastra el sector lácteo desde principios de 2008, serán abordados en la reunión que responsables de todas las comunidades autónomas mantendrán esta misma semana con el Ministerio de Agricultura, Medio Rural y Marino. Cuestiones que serán trasladadas posteriormente a la Unión Europea al ser éste un problema común en el viejo continente. "Lo importante es que desde las administraciones, Govern, Unión Europea y Ministerio, demos más estabilidad para lograr mayor seguridad y viabilidad al sector para que no existan estos altibajos en los precios", apuntó Amer. Una forma de luchar contra la tendencia a la baja de los precios radica, según la consellera balear de Agricultura, en mejorar la comercialización de los productos autóctonos de calidad. Así, en opinión de Amer, no sólo se mantiene la viabilidad del sector, sino que lo hará más competitivo y por tanto redundará en la seguridad de las explotaciones.
Éxito de participación
Amer hizo estas declaraciones en la jornada de clausura de la Fira del Camp celebrada este fin de semana en el polígono La Trotxa de Alaior a la que asistieron además, el presidente del Govern, Francesc Antich y la consellera de Turismo, Joana Barceló, entre otras personalidades. La edición se cerró una vez más con un nuevo éxito de participación de ganaderos en el XXIV concurso Morfológico y, especialmente, de público, a pesar de la lluvia matutina caída en el día de ayer.
El sector, aunque decepcionado y malherido por la profunda crisis que atraviesa, celebró este año la fiesta del campo sin las incidencias que rodearon la edición anterior. Las organizaciones agrarias de Menorca ya advirtieron días antes que la feria no era el lugar donde reivindicar nada a pesar de que en los últimos cinco años la renta agraria ha descendido en España un 26 por ciento mientras que los costes de producción se han incrementado un 34 por ciento. El descenso de los precios en origen es un lastre que ahoga el campo menorquín, un sector estratégico que vive sus horas más bajas.
Propietarios y payeses no se cansan de repetir que no desean vivir de subvenciones pero, hoy por hoy, son el oxígeno con el que sobreviven la mayoría de las explotaciones isleñas.
Hace apenas unos meses todas las organizaciones agrarias del país, incluidas las menorquinas se echaron a la calle bajo un único clamor. "El campo se arruina", gritaron, a la vez que pidieron cambios profundos en la Política Agraria Común que, según el sector, apenas se han producido. A pesar de todo, este año la Fira del Camp ha permanecido al margen de la polémica porque como recordó ayer el alcalde de Alaior, Pau Morlà, no deja de ser un espacio "para la gente del campo, donde el campo muestra su trabajo", un espacio que el año próximo celebrará con orgullo su 25 cumpleaños, sus bodas de plata.
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