La cineasta estará este martes por la tarde en Es Mercadal. | Docs Barcelona

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Más allá de las proyecciones y exposiciones, la programación del Menorca Doc Fest reserva también un espacio para las conferencias relacionadas con el mundo audiovisual. Este martes por la tarde (19 horas), en la Sala Multifuncional des Mercadal, la cita es con la cineasta menorquina Anna Petrus, quien actualmente es directora artística del festival DocsBarcelona.

Viene a hablar del arte de programar cine...

—Voy a hablar sobre los dilemas a los que se enfrentan los festivales de todo el mundo a la hora de programar cine por la sobreproducción que existe. Si antes del digital, los festivales eran representativos de lo que se producía en el mundo, ahora es diferente. El digital democratiza la producción, ahora es más fácil y permite que haya más voces que puedan expresarse, y eso es muy positivo y necesario...

Pero...

— Pero al mismo tiempo eso implica que los festivales necesiten una mayor infraestructura. De las mil películas que vemos en DocsBarcelona, al final solo programamos 40. El porcentaje es pequeño, poco representativo. Normalmente hay que dejar fuera trabajos que te encantan. Y, por otra parte, esas películas que escoges van a tener una notoriedad que no tendrán las otras.

Supongo que los factores que entran en juego en la selección no son pocos.

—Hay muchos requerimientos de programación, empezando por la posición que tiene tu festival. No es lo mismo Cannes que el festival de un pequeño pueblo; y ahí entra el tema de la lógica del poder de la industria. Luego está el tema de las secciones que tienes, cuántas películas puedes programar, los compromisos con subvenciones públicas, que marcan algunos de los criterios… Nosotros por ejemplo trabajamos con una red de festivales europeos    en la que nos comprometemos a programar al menos una película de cada uno de los países... Son muchas las cosas que hay que tener en cuenta.

Al final es como hacer un puzzle.

—Sí, es complicado. Pero el objetivo es encontrar en el proceso el arte, tu línea de programación artística, esa voz única que va a tener tu festival... Es un reto que me gusta. Tienes que moverte entre todas esas estructuras que son como una especie de obstáculo, pero al final ahí reside la gracia.

¿Cómo está siendo la experiencia en el DocsBarcelona?

—Es un festival con el que llevo colaborando veinte años, pero en la dirección artística solo dos. He aprendido muchísimas cosas. Antes había sido programadora de secciones concretas, como por ejemplo la de talento joven. Pero ahora ser la responsable de toda la programación del festival es fascinante. Lo que me gusta es poder encontrar mi voz como directora artística, poner personalidad propia a la programación dentro de todas esas restricciones que tengo, eso me parece emocionante. Lo que me resulta fascinante es descubrir tendencias y conexiones entre películas y cineastas de todo el mundo, es muy bonito. Hay como una especie de energía a escala global: que una película hecha en la india y otra en Portugal, de repente, dialoguen es bonito.

¿Hay competencia entre festivales?

—La hay y mucha. Están los festivales de clase A, los más importantes, los que salen en la tele y todo el mundo conoce, Cannes, San Sebastián, Venecia… Y luego están los otros, hay miles y muchas categorías. Cuenta mucho cuántos años hace que estás en el sector y la credibilidad que el festival gana con el tiempo. Sí que es cierto que para programar según qué películas hay que tener un prestigio, y eso también condiciona mucho.

El documental vive un buen momento a nivel de producción, pero no tanto a la hora de llegar a las salas comerciales.

—Para eso sí que hay más problemas, pero es cierto que Docs Barcelona tiene una sección de programación. Es decir, compramos diez películas al año y las distribuimos en España a través de un programa a través de un proyecto que se llama «El documental del mes», que durante muchos años ha estado en Menorca. Pero estrenar un documental en sala convencional es complicado porque las distribuidoras no suelen ver el negocio en ese tipo de películas.

¿En qué plano queda ahora su faceta como realizadora?

—Sigo en ello. Tengo mi proyecto, «Ulls de gat», cuyo guion tuvo una mención de honor en la SGAE. Hemos cerrado ya la fase de desarrollo y entrado en la de producción y búsqueda de dinero. Es una película relativamente cara y estamos a la espera de conseguir todos los fondos para poder rodarla.

Fue socia fundadora de Dones Visual. ¿Qué balance hace de los objetivos conseguidos?

—Estuve siete años en la junta directiva e hicimos un montón de cosas, sobre todo el trabajo político en Catalunya de obtener medidas de discriminación positiva para proyectos liderados por mujeres. Los resultados son visibles: hay toda una generación de cineastas catalanas que están trabajando y exportando sus películas a nivel internacional. Pero no nos podemos relajar, hay que estar al pie del cañón porque la transformación es lenta.

El apunte

Intenso fin de semana en el Menorca Doc Fest

Foto: PAULA JAUME I SÁNCHEZ

El festival organizado por Es Far Cultural ha vivido un intenso fin de semana, que arrancó en su jornada inaugural, el viernes, con el estreno en Maó del documental «El Salón». Un trabajo que también se proyectó el domingo en Ciutadella y que se centra en el mítico y pionero local de transformismo Café-Teatro-Salón en Menorca. Ambas citas contaron con la presencia de su director: Pere Antoni Sastre.

Por otra parte, Es Mercadal acogió el sábado la presentación del libro    «Instruccions per caminar un camí», de la fotógrafa María Sainz.

Foto: PAULA JAUME I SÁNCHEZ