Imagen promocional de la obra que este jueves por la noche se representará en el Teatre des Born

TW
0

En un futuro próximo, los suicidios aumentan hasta adquirir categoría de pandemia. Para combatir la situación, el gobierno crea la División Nacional de Psicotanatólogos, expertos en decidir quién se puede quitar la vida y quién no. Ese es el punto de partida de «Tanatologia», obra con la que Xavier Uriz ganó el X Premi Llorenç Moyà de Teatre de Binissalem. Un texto sobre el suicidio, la identidad y la memoria, pero también una reflexión sobre la vida y sobre la muerte, que en 2022 tomó forma como montaje escénico y que este jueves (21 horas) aterriza en el Teatre des Born como una de las grandes propuestas de su programación estival.

La pieza, que llega avalada por su éxito en el Teatre Principal de Palma, que produce el montaje, y su paso por el Teatre Nacional de Catalunya, se sirve de un planteamiento que explora de alguna forma el género de la ciencia ficción a través de lenguajes muy diferentes. Y es que en «Tanatologia», además del texto, también tienen su cuota de protagonismo la performance, la danza, la música, la luz y el sonido. Elementos que se ha encargado de tejer Carlota Ferrer en la dirección.

Es Ferrer una creadora multidisciplinar a quien cuando se le pregunta sobre cómo abordó el trabajo, responde que «la convivencia de lenguajes escénicos en mi trabajo como creadora tiene que ver con los motores creativos desde los que me expreso a la hora de construir el universo plástico y emocional que resulta del texto, sin que el autor haya escrito el texto pensando en ello».

Añade la directora que «el concepto de Teatro Total del que hablaba Wagner tanto en la puesta en escena como los intérpretes, es una idea con la que comulgo y donde me siento libre». Considera además que los recursos artísticos o expresivos de los que dispone el teatro provienen de todos los campos artísticos, «todos al servicio de retratar a los hombres y mujeres y el mundo en el que viven y servir de espejo a los espectadores. No siempre un espejo complaciente, sino donde hallar también espacio para los lugares oscuros».

Al respecto, apunta que «en esta sociedad que presume de huir de las etiquetas siempre acaba por etiquetarse todo para poder venderse como los productos del supermercado. En el caso del teatro que propongo lo importante no es si se baila, se canta o se interpreta, lo importante es la experiencia de lo inesperado resultante en el espectador y muchas preguntas sin resolver».

La actriz Caterina Alorda, una de las protagonistas de la obra, hace especial hincapié «en el lenguaje muy visual, moderno e interesante, con una plasticidad muy potente, que ha aportado Ferrer» para representar «un texto muy interesante que habla de la muerte y el valor de la vida desde la psicología, la filosofía y también el humor».