El pasado miércoles 21 se celebró en el Claustre de San Francesc de Maó el segundo concierto del XLVIII Festival de Música de Maó de JJMM; un reencuentro que estaba apuntado desde hacía tiempo en los almanaques pertinentes. El cuarteto vocal Barbershop Metropolitan Union realizó una puesta en escena absolutamente cercana que consiguió, desde el minuto cero, atrapar con su magia el patio de butacas que conformaba la parte central del Museo de Menorca. Apuestas seguras fueron obras como «Sing sing sing» de Louis Prima, bien «Java Jive» de Ben Oakland, pero sin dejar de lado esta estética musical de inicios del siglo XX, el grupo sorprendió con versiones de películas Disney, las cuales dibujaron una sonrisa inocente en el entregado público.
Y es que nada se les resiste a estos chicos que hasta se atrevieron llevando a su terreno el «Virolai», convirtiendo este himno no solo en identidad cultural sino en propio sello musical. Y cuando pensábamos que otras cotas no podían ser alcanzadas, escuchamos renacer, poco más de 250 años después, al genio de Bonn; la «Quinta Sinfonía» y el «Septeto en Mib Mayor» de Beethoven hicieron que los asistentes emprendieran un viaje en el tiempo recordando al grupo La Trinca y la serie de dibujos animados «Érase una vez el hombre». El programa desplegó un abanico de estilos dispares que empastaron a la perfección, aunque, sin lugar a dudas, la parte más destacable fue la calidad vocal, estilística y de gusto por el color pulido y timbrado. Como si de la doctrina filosófica de la Antigua Grecia se tratara, los cuatro elementos de la naturaleza se materializaron en forma de voces: el bajo Germán de la Riva nos brindó el fuego con su ardiente y profundo registro; el tenor Daniel Morales supo dibujar como el aire melodías ligeras y puras; la firmeza y estabilidad de la tierra vino de la mano del barítono Joan Mas; y Martí Doñate, en la voz de lead, fluyó trazando el camino perfecto como si del agua de un riachuelo se tratara. La unión de estas cuatro fuerzas nos deleitó con una precisa y emocionante ejecución de las codas que caracterizan este estilo musical, elevándonos a todos a la quintaesencia.
Los viejos soportales del claustro fueron testigos de un viaje atemporal que capturó en la suave brisa menorquina recuerdos de vivencias compartidas, de sobremesas largas a la tácita sombra de algún frutal, de aplausos deseosos por sumarse a los del vecino, de miradas cómplices y sonrisas pícaras. El grupo de amigos ofreció una performance sin fisuras, con ritmo interno bien estructurado y una complicidad que extendía al público asistente la jovialidad que se desparramaba por el escenario. Y como si del sueño de una noche de verano se tratara, la saturaciónde efluvios nos hizo aterrizar de golpe en el final del espectáculo; los artistas fueron ovacionados con calor y franqueza y otra noche de arte colgada del hilo de la realidad caprichosa del libre albedrío, reconfortó nuestra pasión por vivir.
Después de que JJMM de Maó fuera obsequiado con un peculiar Happy Birthday al más puro estilo «barbershop» en su 60 aniversario y que este verano hayamos podido disfrutar de este fantástico concierto, podemos decir que el cuarteto Metropolitan Union ya forman parte de nuestra familia. Bendita música.
Nuestra próxima cita el miércoles 28 de julio en el Teatre de l'Orfeó Maonès con el Cuarteto Leonor y nuestro querido Kiev Portella interpretando obras de R. Schumann y C. Franck.
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