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A principios de los noventa, la banda de Layney Staley y Jerry Cantrell eran ya grandes en USA. Originarios de Seattle, Alice in chains habían girado por su país, abriendo para grandes del metal como Slayer, Anthrax y Megadeth, en la famosa primera edición delClash of Titans(1991) americano. Además contaban con un gran primer disco,Facelift(1990), una prometedora mezcla del hard rock angelino menos empalagoso, el metal clásico de los 80 y el rock alternativo imperante. El sonido de la banda, de por sí oscuro, dibujaba esa asfixia que caracterizó sus siguientes obras y los diferenció de sus compañeros dentro de la malograda etiqueta grunge. Además las drogas y el abuso de las mismas por parte de los miembros de la banda, provocó que el cocktail se tornara todavía mas desafiantemente peligroso. Alice in chains sonaban depresivamente angustiantes; todavía hoy en día, escuchar sus obras, que cumplen casi dos décadas, provoca un sentimiento de catarsis interno que difícilmente puede explicarse con palabras.

Dirtes la desembocadura de todos esos sentimientos y vivencias que la banda experimentó durante una época en que la música sonaba triste, deprimente, oscura, aunque llena de alma y experimentación. Editado un año después que los flagrantesTende Pearl Jam,Nevermind de Nirvana yBadmotorfingerde Soundgarden,Dirt es una obra maestra que merece estar en la estantería de cualquier melómano que se precie, junto a clásicos de Black Sabbath o Nazareth.

El disco inicia conThem Bones, mostrando el tortuoso camino que se abre frente a nuestros sentidos.Riffsinmensos, voces inyectadas de miseria humana y unas letras que detonan esos malos sentimientos de post adolescencia. Las drogas como eje temático; su efecto devastador, nos guía por esos caminos prohibidos, donde el dolor es intenso y la muerte acecha.Rain when I diees una perfecta muestra del sufrimiento interno de un personaje único como Layney Staley (1967-2002). Es Jerry Cantrell la otra cara de la moneda, guitarrazos incandescentes y melodías vocales infinitas. Ambos, sumidos en esa espiral que no te suelta, acabando con los más débiles y dando tregua a los que encuentran ese impulso de fuerza en el momento necesario.Down in a Holedesmonta al ser humano, lo convierte en nada, en una nada diminuta frente al arte y creatividad musical. Una pieza que justifica cualquier desviación vital. Lo mismo sucede con la bellísimaRooster, dedicada al padre de Jerry.

El contrapunto son esos temas más rockeros, intercalados de manera perfecta –sin permitir que nos olvidemos que Layney canta desde su miseria interna–, los que provocan un equilibrio perfecto en una de las mejoras obras de la década de los noventa. 20 años después, ningún disco nos ha hecho sentir algo similar. Y es que temas comoJunkhead, Dirt, Hate to Feel, son lo suficiente intensos como para saber que algo andaba mal. Lamentablemente nadie pudo evitar lo inevitable. Layney nos dejó. Aunque los fans de la banda, saben que nunca se ha ido.

El disco cierra con dos temas que hacen brotar nuestras lágrimas de simples mortales. Existen dos tipos de personas: esas que caminan por la vida y triunfan o fracasan, y esas otras que sientes que no caminan, porque están muy por encima de todos nosotros. Ese sentimiento tan idolatrador no es gratuito, pues sienta las bases de la existencia, de la razón por la cual respiramos y consumimos cada segundo de vida.Angry Chaires la negación de la misma, el miedo al palpitar; todo aquello que amamos deja de tener sentido y se convierte en explosión, en arte genuino y provocativo. Y ¿qué decir deWould? ? El final de un viaje que en el fondo no hace más que comenzar, pues no lograrás escapar de él. El viaje está ahí y no hay vuelta atrás.