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Este es un escrito de agradecimiento para usted, querido lector. Después de un par de décadas a su servicio informando y opinando sobre el mundo del deporte, periodo que ha comprendido mi etapa en Ultima Hora Menorca y la presente que hoy cierro en el Diario Menorca, amén de colaboraciones puntuales en algún que otro medio, me siento obligado en el momento de mi despedida a mostrarle mi más sincera gratitud. Por su fidelidad, haya sido moderada o absoluta, a lo largo de lo que ha sido, en mi opinión, un viaje apasionante.

Más allá de la calidad o nivel del producto que haya podido ofrecer, valoración a menudo sujeta a un criterio subjetivo, sí puedo asegurar que digo adiós con la conciencia tranquila en lo que concierne a compromiso, entrega y profesionalidad para con la causa, como también en lo que refiere al trato y respeto hacia mis compañeros. Al respecto, muchas gracias también a todos; colaboradores, redactores y superiores con cuantos he compartido algún día, meses o años de sección. Ha sido un placer.

Y mi gratitud plena también al Grupo Serra, la empresa que me ha concedido la oportunidad de convertir una materia que me apasiona como es el deporte en mi motor de vida. Ha sido francamente gratificante y aunque creo que me pertenece el dominio de la palabra, no alcanzo a encontrar las necesarias para poder describir lo que han significado estos veinte años de vivir totalmente entregado al mundo del deporte.

Gracias también a las muchísimas personas que en alguno o muchos momentos me han ayudado a ser lo que soy, en tanto que un periodista sin fuentes, sin contactos, no es tal. No hay espacio para citarlos a todos, aunque muchos saben que va por ellos.

Asimismo, entiendo que procede pedir perdón. Puesto que cuando acumulas un par de decenios escribiendo sobre clubes, deportistas, entrenadores, directivos... pues siempre incurres en algún error y procede pedir perdón. Y por último, quizá también a modo de agradecimiento, o tal vez de despedida, no quiero dejar de hacer referencia al baloncesto. Junto con la lectura, ha sido de las cosas que más me han apasionado y mejor se me han dado en la vida (en lo que debo reconocer un claro influjo paterno que sin duda agradezco). La combinación de ambas, mi amor por leer y por el arte de la canasta, formaron la base de lo que es el redactor que ahora se despide. Y me habría sentido muy honrado de haber podido ofrecer o dedicar un último artículo a, como diría el grandísimo Kobe Bryant, ‘mi querido baloncesto’, pero estoy convencido que la generosidad de mis superiores permitirá que en adelante pueda dedicar, aunque sea en forma puntual, unas líneas a lo que en mi parecer es mucho más que una materia deportiva.

Y a partir de ahora me encontrarán en otras secciones del diario. Redactando con la misma pasión –y espero que propiedad–, y como, siempre intentando sublimar esta maravillosa profesión. En cualquier caso, muchas gracias por estos últimos veinte años.