En el encuentro de la UEFA Nations League disputado este jueves por la noche por la Roja en Róterdam y ante Países Bajos, este andaluz-menorquín de 65 años estuvo presente y lo hizo además con su hijo, también Juan Bravo, de 23 años y jugador del Sporting de Mahón de la División de Honor de Menorca.
Tras estar presente el mayor de los Bravo en seis Mundiales consecutivos y que ha seguido en directo– desde 2002, cuando viajó hasta Corea del Sur y Japón– este jueves ambos pudieron vivir en primera persona lo que son las mañanas del día de partido de la Roja, siempre especiales porque algunos aficionados de la Selección Española tienen el privilegio de conocer a sus ídolos. Y en los Países Bajos, los Juan Bravo, padre e hijo que comparten nombre, pudieron vivir el sueño de conocer a Pedri, Oyarzábal, Olmo, Unai Simón y Ayoze, en el hotel de concentración de España en Róterdam.

Bravo, padre, es un fiel seguidor del combinado nacional y ha estado en seis Campeonatos del Mundo y visto casi 50 partidos de la Selección, además de no perderse ningún duelo en la Eurocopa de 2012. Su hijo sigue sus pasos y comienza a viajar por el mundo siguiendo a los de Luis de la Fuente cuando el negocio familiar, un bar en Son Bou, se lo permite.
Y es que para este conocido empresario del comercio y la restauración, el fútbol es un aliciente más para organizar sus escapadas. «A pesar de la edad que tengo, la verdad que muy emocionante. Yo que soy muy futbolero, soy del FC Barcelona y soy de la Selección Española, ver sobre todo a Pedri y a Dani Olmo otra vez ha sido magnífico», exclamaba el mayor de los Bravo, ataviado con los colores del combinado español. «Desde el Mundial de Corea 20002, casi 50 ya encuentros, con todos los Mundiales y muchas partes de las diferentes Eurocopas», señalaba este jueves que era lo que ha ido siguiendo este menorquín de adopción, desde los Países Bajos. Quiso acordarse ayer principalmente Juan Bravo sénior de la Eurocopa del 2012, «que la completé entera, con los seis encuentros de España y logramos quedar campeones», resaltaba, siempre con su hijo, Juan Bravo también, cogido del brazo y orgulloso del fanatismo español de su padre. «Para mí mi padre es un ejemplo a seguir porque si te gusta el fútbol no hay ninguna forma tan apasionante de seguirlo que hacerlo como lo ha hecho él, por tantos países diferentes y con tantos viajes», abundaba su primogénito.
Un Bravo júnior, apasionado también de este deporte y jugador en activo de la División de Honor menorquina, que razonaba que este seguimiento a la Selección Española, «es mucho tiempo que inviertes de tu vida y evidentemente que es porque realmente amas algo, en este caso, la Roja». De nuevo su padre recordaba que en la pasada Eurocopa, su hijo y su mujer, «me dejaron ir cinco veces a Alemania a ver los partidos; entre ellos el de Alemania, Francia e Inglaterra. Y esto es gracias a ellos y es el no va más, ver estos tres partidos y además ganarlos».
Bravo, el joven de la saga, se quita el sombrero con la actual Selección Española, «viendo como hay una generación de jugadores que dan miedo verlos. Esperemos que el año que viene nos puedan dar una alegría; bueno, otra más», suspiraba desde el ‘hall’ de prensa habilitado en el hotel de concentración de España en Róterdam.
Medio mundo a sus espaldas
El impulso de Juan Bravo por seguir a la Selección Española es, según él mismo, una excusa más para, tras haber estado ya en un centenar de países, como Jordania, Cabo Verde, Rusia y EEUU en varias ocasiones; o en Alaska, Nueva Zelanda, los Balcanes y la exYugoslavia, ‘media’ Sudamérica o Israel, entre muchos rincones del mundo en los que ha estado Bravo sénior. «Regreso de Países Bajos y me voy directo a Valencia a ver la vuelta», exclamaba ayer.
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