"Y entonces he recibido un pase de Antonio López y se la he dejado a Javi Márquez, jugadores que siempre había visto por la televisión". A Pedro Capó Payeras (Maó, 1990) la suerte le sonríe, quizás, pero donde no hay duda es que el duro trabajo está devolviendo sus frutos.
El ex jugador del Sporting Mahonés y del Celta B he disputado al completo los dos partidos que el Real Mallorca B lleva jugados en Segunda B este curso. Goza de la confianza de su entrenador, Miquel Soler, y Joaquin Caparrós, técnico del equipo de Primera, ya le ha soltado un guiño en forma de convocatoria a un entrenamiento.
"El Mallorca con Joaquín Caparrós, un entrenador que confía en los jóvenes del filial es un aliciente, igual que compartir vestuario con compañeros que ya han debutado en Primera" afirma el joven jugador ilusionado.
180 minutos después, Pedro Capó cuenta con el apoyo de su entrenador y de sus compañeros de equipo, a pesar de que empataron el primer partido en casa ante el Ontinyent y perdieran a domicilio ante el Olimpic. "De momento he intercalado la posición de delantero con la de mediocentro, Soler habla mucho conmigo y me pregunta dónde me siento más cómodo", matiza el deportista que ya jugó ahí en el Penya Ciutadella juvenil pero que en las últimas temporadas había retrasado su posición tanto en el Sporting como en el filial vigués.
Capó, cuyo hermano Miquel lidera la defensa del Mercadal, recuerda como fue ese gran día. "El primer equipo acababa de llegar del stage en Holanda y para compensar los que habían jugado menos Caparrós preparó un partido donde faltaba gente para completar los dos equipos. Entró mi entrenador en el vestuario, dijo una serie de nombres y soltó 'mañana entrenáis con el primer equipo'", rememora el punta, que matiza que "primero sientes una mezcla de nervios y miedo pero cuando empiezas a entrenar intentas hacerlo lo mejor posible para que te tengan en cuenta en otra sesión".
¿Habló con Caparrós? "No, llevó la sesión el segundo y el preparador físico, él observaba desde la banda". Pedro sabe que la clave para triunfar es tener los pies en el suelo, asentarse en el filial, al que llegó este verano, y luego "dar lo mejor de mi en cada entrenamiento y partido".
Calma tras la tormenta
Pedro llega al Mallorca tras descender con el Celta B el curso pasado. "Fue un año duro, al principio todo fue bien, el entrenador contaba conmigo y tenía minutos pero a mitad de temporada cambiaron al técnico y dejé de contar para él" recuerda Capó, que subraya que "se me hizo difícil entrenar al máximo, hacer mi trabajo y no recibir el premio en forma de minutos que me merecía".
Tras una rescisión de contrato que benefició a las dos partes, "no diría que fue una experiencia amarga porque de todo se tiene que aprender", ahora el objetivo es claro: "tengo un año de contrato y tengo que trabajar duro y bien para que confíen en el club en mi y estar preparado porque si llega la oportunidad de entrar a entrenar o a lo que sea en el primer equipo no defraudar a nadie". De momento, todo le viene de cara al joven delantero mahonés.
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