Ni bajas, ni problemas de liquidez, ni historias. El Sporting sobrio y más centrado se impuso al Atlètic Balears sobreponiéndose al 0-1 inicial y sumando tres puntos que le alejan de abajo, le acercan arriba y le hacen ganar confianza tras un partido que no fue una maravilla pero que deja en la retina un "Trujillazo" de falta espléndido para el 2-1 final.
El duelo se inició bajo lo previsto. Mucha precaución, mucha marca, poca profundidad y pocas ocasiones. Ambos conjuntos parecía que se estaban observando, que aguardaban el error para golpear. Lo hizo primero el Atlètic Balears en una acción en que toda la línea defensiva sportinguista pidió fuera de juego. Desde la banda lo parecía, pero no se lo pareció ni al línier ni al árbitro Conejo Rodríguez. Consideró que Thiago, uno de los brasileños que ha fichado del Montuïri el equipo ayer amarillo, rompía la invalidez de la acción, dando gol a su tiro cruzado ante Eloy, vendido. Era el 0-1 en el minuto 11.
Comprobar cuál sería la respuesta mahonesa era preceptivo. No era la primera vez esta temporada que este equipo tenía que salir con desventaja desde el principio. Y tardó en reaccionar. El balón no le llegaba con facilidad al punta Trujillo, secundado por Fullana a su lado. Hasta el minuto 20 no se acercó con cierto peligro el Sporting, tras un córner y un balón colgado de Raül Capó que fácilmente atrapó Nico.
En general, el Sporting parecía que no quería poner una marcha más en lo que quedaba hasta el descanso, a pesar del gol en contra. El Atlètic tampoco iba a matarse. Incluso cedería la posesión del balón. Con esas premisas, el duelo consumía minutos como aguardando fuerzas para la estocada que, seguro, tenía que dar el invariablemente equipo de Esteva.
Pudo llegar en el 27. Fullana recogió un balón en tres cuartos y cedió a Trujillo. Era una acción franca ante portería. Antes de llegar al área grande fue trabado. Claramente, falta y roja directa al defensor. Para todo el mundo, menos para el árbitro.
Afortunadamente algo estaba cambiando. El Sporting obtuvo premio en su control de la ansiedad. Su apuesta por ser paciente con el balón era acertada. En el 33, Trujillo colocó de falta desde propio campo una falta que remató de cabeza Dani Camacho, un chaval que acostumbra a estar siempre en el sitio adecuado. Era el empate y los mejores momentos locales.
Tras el descanso, con las espadas en alto, el Sporting siguió con el mismo guión: posesión de balón, bandas abiertas, movilidad para buscar el espacio. Y paciencia. Porque el Balears pretendía la presión sistemática. Con tanto jugador nuevo, eso era lo más fácil. Además, era el visitante. Pero la impresión es que tiene mimbres para jugar bastante mejor.
A pesar de ello, en el primer cuarto de hora en esta segunda parte los mahoneses bajaron un poco su nivel de concentración. Quizá coincidió con un aumento de dureza visitante. Fue entonces cuando se advirtió la calidad técnica jugadores como Méndez, como Fullana, finísimo e incansable, como Trujillo. Trujillo especialmente, tenía una misión: él empezaba la presión arriba. Seguramente recordará todos los kilómetros que hizo para abarcar todo el espacio que pretendía.
Con el paso de los minutos el respetable pidió más ambición. Quería algo más que el empate. El Atlètic se quedó con Siviero en la banda, expulsado por doble amonestación y se empezaban a adivinar los primeros cambios.
A la media hora, Trujillo probó fortuna en una falta lejana y envenenó un balón que rechazó con dificultades Nico. Los de la Vía de Cintura enseñaron los dientes en una contra tan mal jugada que acabó en fuera de juego. Las fuerzas iban justas. Pero había un jugador con estrella. ¡Cómo tira las faltas!. Es Antonio Trujillo. Su golazo casi al final del encuentro es un lujazo. Una explosión... que vale un triunfo.
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