Nazareth Castellanos

«El cuidado de mi salud mental afecta a todos los que me rodean»

Compagina su labor de investigación en el campo de la neurociencia con una divulgación científica del impacto que tiene la meditación y la respiración en la salud mental

La neurocientífica está promocionando su último libro 'El puente donde habitan las mariposas' | Julio Casado

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Acaba de publicar ‘El puente donde habitan las mariposas. Biosofía de la respiración’ (Siruela/La Magrana) con la premisa de que todos podemos ser escultores de nuestro propio cerebro, si nos lo proponemos.

Una lectura para motivarnos a dar nueva forma a nuestro cerebro.
—Intento que tengamos esa intención. El libro es pedagogía sobre el cuidado mental porque cuidamos nuestra salud física pero no nuestra salud mental. Dejamos la conducta a la deriva y nos van pasando cosas que pueden ser potencialmente traumáticas, para las que no tenemos herramientas y que nos llevan a un sufrimiento o a adquirir conductas no saludables ni para nosotros ni para nuestro entorno.

¿Deberíamos ir más a terapia?
—Tiene que ser más normal acudir a terapia, no hace falta tener un trastorno, es una forma de prevención que nos permite entrenarnos para enfrentar esas situaciones que, sin duda, vamos a pasar en algún momento y que, aunque no sean extremas, nos van a generar ansiedad. Es importante que nos revisemos y dar valor a la medicina preventiva en salud mental igual que se lo damos a la física. Me gusta mucho el concepto de gimnasia mental, hacemos ejercicio físico pero no entrenamos nuestra conducta y podríamos estar mejor de lo que estamos.

Al menos se habla más de salud mental y empieza a normalizarse.
—Se habla más de ello, es un gran avance pero queda mucho trabajo, porque no nos enseñan inteligencia emocional. Es un salto enorme que se incorpore a la medicina el estilo de vida, que en una consulta clínica te puedan dar consejos sobre hábitos para prevenir y hacernos más fuertes en lo físico y en lo mental.

A nivel científico sí se está avanzando mucho en este campo.
—Sí, cuestiones como la influencia que tiene la dieta y la conexión intestino-cerebro ya es muy conocida afortunadamente. Cada vez somos más conscientes de ello. La respiración también se empieza a incorporar más en la sociedad y a tener en cuenta en muchos ámbitos.

Explíquenos los beneficios del control de la respiración
—La respiración afecta a cómo vivimos las experiencias y en la toma de decisiones. Está demostrado que una respiración adecuada puede ayudar a que las decisiones sean más acertadas que las que se toman bajo los efectos de la ansiedad, que afecta a las áreas de cognición. Ofrece una gran ventaja, y es que es una herramienta muy sencilla, que ayuda mucho y está al alcance de todos. Se pueden dar ciertas pautas que, por supuesto no solucionan del todo un problema, pero sí que ayudan a llevar de otra forma las situaciones de ansiedad.

Y cuenta con evidencia científica.
—Sí, hay evidencia científica de la influencia de la respiración en nuestro diálogo interior. Hace diez años era impensable, no tenía mucho sentido y no había nada donde apoyarse. Afortunadamente ya se habla de ello en toda la comunidad científica y este ámbito de investigación está presente en las grandes universidades.

Diálogo que no suele ser amable.
—No, la verdad es que no suele ser muy amable. Confundimos pensamiento, que es consciente, con diálogo interior, que es involuntario y espontáneo y por eso no lo puedo parar. En momentos de ansiedad ese diálogo suele ser rumiante, se enfoca en el tema que nos preocupa y hace que la respiración se altere. Igual que sea altera cuando hablamos, también cuando nos hablamos. Por eso es importante trabajar con respiración. Ralentizarla nos ayuda a bajar la frecuencia de esos pensamientos rumiantes. La red cerebral más involucrada en la generación de ese diálogo interior es la misma zona que recibe la información respiratoria, así que con una podemos influir en la otra.

Se puede entrenar ¿con tenacidad?
—Tampoco tanta. Cuando empecé el proyecto de investigación comenzamos a medir a personas con un gran control que no me interesaban mucho porque yo no tengo cinco horas al día para meditar, ni vivo en un monasterio. Me interesaba más cómo la respiración podía beneficiar a personas como yo. A partir de ahí, iniciamos experimentos en población normal y vimos que en pocas semanas adquirían el hábito. Le damos un sentido esotérico y muy elevado y es más sencillo de lo que se piensa.

Pero no es fácil mantener todo el día una respiración consciente.
—A la vez que te vas familiarizando con la respiración eres más consciente de ella. Ante una situación adversa el cerebro puede poner en práctica lo que ha aprendido. Se empieza por observarla, sin tocar ni alterar nada. Luego vas viendo como ralentizarla y cómo acceder a ella. No es tan difícil.

Defiende que nacemos con mapas heredados ¿Cómo trascender lo que no depende de nosotros?
—Creo que tenemos que tener en cuenta la herencia trasgeneracional, no solo lo que he recibido sino lo que voy a dejar. El cuidado de mi salud mental no sólo me afecta a mí, sino a todo el que me rodea. Tenemos la responsabilidad de cuidarnos porque sino vamos a hacer un daño a los demás que podríamos haber evitado. Para mí esta idea es fundamental.