El director de la escuela de doblaje, Félix Ramon Ribalta en las instalaciones. | Pere Bota

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Félix Ramon Ribalta ha prestado su voz a conocidos videojuegos como Call of Duty o Assessins Creed, además de a documentales y realities para potentes plataformas internacionales como Amazon, entre otras. Es el presidente de la Comunidad de Artistas del Doblaje de las Islas Baleares (CADIB) que cuenta actualmente con casi 40 asociados. También dirige la Escuela de doblaje de las Islas.

El sector, que intenta despegar tras un silencio de una década, se enfrenta ahora a una nueva realidad. Grandes compañías utilizan las voces de sus actores para crear voces sintéticas o clones mediante el uso de la inteligencia artificial. Actores de doblaje de distintos países del mundo han lanzado un SOS. Los especialistas de Baleares batallan contra la IA dentro de la Plataforma de Asociaciones y Sindicatos de Artistas de Voz de España (PASAVE).

«Desde PASAVE hemos creado una cláusula para incluir en los contratos que impida a las grandes empresas utilizar nuestros trabajos de voz para entrenar a máquinas digitales que creen voces sintéticas, clones y derivados. Junto con la United Voice Artist (UVA) impulsamos también a nivel internacional una legislación para controlar el uso de la inteligencia artificial. Hay softwares que, no solo modifican la cara, sino que utilizan moduladores digitales de voz. El oyente escucha una voz de una persona que ni ha dicho esas palabras ni ha grabado esa voz», relata el presidente de los artistas de doblaje de las Islas.

Felix Ramon Ribalta, presidente de CADIB y director de la Escuela de doblaje de Baleares.
elix Ramon Ribalta, presidente de CADIB y director de la Escuela de doblaje de Baleares. | Pere Bota

La situación en España es «bastante compleja» y en Baleares es si cabe aún «más complicada». «Se están intentando impulsar nuevas legislaciones para regular el uso de la IA. PASAVE es nuestra representante internacional de cara a tratar con grandes clientes como Disney o Sony porque no tenemos una única asociación o sindicatos nacionales; es un mercado muy fragmentado», añade.

Ante este panorama cada comunidad elige cómo juega su propia batalla en un mercado en el que Cataluña y Madrid se llevan la mayor parte del negocio. Los actores de doblaje catalanes habían convocado una huelga contra el uso de sus voces para la generación de voces sintéticas, paro que finalmente se ha desconvocado.

En Baleares no hay previstas movilizaciones a día de hoy. El sector no tiene fuerza suficiente para forzar un cambio. Los profesionales de las Islas miran de reojo a la capital de España a la espera de ver si se aprueba o no un convenio que regule los contratos en todo el sector nacional. «El temor es que se disparen los precios en una autonomía como la de Baleares que tiene poco trabajo. Nos enfrentamos al dilema de sumarnos o no a un acuerdo nacional. Si no lo hacemos nos arriesgamos a que nuestras voces puedan ser clonadas, pero si lo hacemos podríamos perder competitividad en los precios», dice el director de la escuela de doblaje de Baleares.

Para Félix Ramon Ribalta «las voces humanas tienen que seguir siendo humanas, no podemos ponérselo en bandeja al mundo digital, si algo nos ha enseñado la ciencia ficción es a ser cautos con estas cosas», reflexiona.

Aunque las voces generadas por IA son «cutres» en muchos casos, el presidente de los artistas de doblaje de Baleares advierte que «detrás de esto hay empresas con mucho dinero y recursos y la IA evoluciona mucho por el uso que las personas hacen de ella. Planeta, por ejemplo, utiliza IA para los autorrelatos de voz. La familia Gómez son cuatro voces sintéticas a las que les han puesto nombres y apellidos como si fueran personas. Sabemos que una empresa no puede hacer lo que quiera e ir en contra de la ley pero el problema es que ahora hay muchas lagunas legales con la inteligencia artificial», afirma el experto. «La IA está tocando el arte y la cultura de manera invasiva y ya hay anuncios en internet que copian las curvas de la voz; aún se nota que es muy artificial y ficticio pero no sabemos hasta dónde puede llegar. Es difícil lograr la calidez y el punto humano de nuestras características, pero cosas más sorprendentes ha hecho la humanidad y nadie se lo esperaba», concluye.

Escuela de Doblaje de Baleares.
Escuela de Doblaje de Baleares. | Pere Bota

En Baleares la asociación de artistas de doblaje cuenta actualmente con unos 40 profesionales que impulsan la recuperación del sector. Los primeros doblajes profesionales llegaron a Baleares en los 2000 con el nacimiento de IB3 y los expertos describen un «sector floreciente» hasta 2008 con dos estudios en funcionamiento. Desde entonces y hasta el 2020, año en el que Félix Ramon Ribalta trasladó de Madrid a Mallorca su distribuidora cinematográfica, hubo «tímidas iniciativas para resucitar el sector», dice el presidente de los dobladores.

La mayoría de los trabajos de doblaje en las Islas están relacionados con las agencias de publicidad y la radio. También hay algunos estudios de profesionales autónomos que trabajan desde sus casas. «Tenemos estudios y actores pero no hay una cultura del doblaje ni precedentes, aparte de lo que se hizo entre el año 2000 y 2010. Yo me formé de 2015 a 2020 cuando me desplacé a Madrid donde desarrollé mi carrera. Volví a Mallorca con la pandemia», relata Ramon Ribalta.

Desde entonces hasta ahora ha trabajado en más de 50 proyectos y más de 100 personajes a los que siempre ha doblado en castellano. «Si hubiera subvenciones del Consell o del Institut d’Estudis Bàlearics para doblar en catalán podríamos sacar una legión de contenidos porque hay actores y medios. Faltan proyectos y que se financien», concluye.