Lo que sin duda es una buena noticia para los destinos, especialmente en lugares como Baleares donde las instalaciones portuarias forman parte de la trama urbana de las ciudades, tiene un efecto rebote menos conocido. Aumenta la contaminación del agua.
Las descargas de agua de los sistemas de limpieza de gases de escape a cielo abierto, que utilizan las naves para reducir sus emisiones de óxidos de azufre a la atmósfera, representan ya el 98 % de los vertidos permitidos que se realizan en el mar. «Liberan contaminantes en el agua, produciendo un equilibrio entre la reducción de la contaminación del aire y el aumento de la contaminación marina», advierte AEMA. Eso abre un importante reto ambiental.
Desde 2016 la Autoritat Portuària de Baleares (APB) trabaja con la UIB en el desarrollo de un sistema que permita medir de forma fiable la calidad del aire que se respira en los puertos de las Islas a tiempo real. El primer proyecto piloto entró en funcionamiento en 2017 y se ha ido ampliando desde entonces. Hoy cuenta con 25 estaciones y 250 sensores que reportan datos cada diez minutos en los puertos de Palma, Alcúdia, Mahón, Ibiza y la Sabina. Su sistema recibió en 2022 en Reino Unido el premio Best airquality Network monitoring Aword.
Su recuento nos permite afirmar que, como ocurre en otros destinos europeos, las emisiones de dióxido de azufre se mantienen a la baja en Baleares. De octubre a abril aumentan ligeramente respecto a los meses de mayo a octubre, siempre dentro de los valores medios máximos permitidos.
En cambio no existe hasta la fecha en las Islas un informe ambiental que nos ayude a confirmar si esto tiene un efecto adverso sobre la calidad de las aguas de Baleares por la limpieza de los filtros en travesía. «En este momento no disponemos de estos datos aunque sería muy interesante tener esa medición y poder compararla con los resultados de mediciones anteriores a la implementación de la normativa para reducir las emisiones», dice Raquel Vaquer Sunyer, coordinadora de Informe de Calidad del Agua Marilles.
Para Apostolos Tzizikostas, Comisario de Transporte Sostenible y Turismo de la Unión Europea, el informe elaborado por AEMA, que advierte de lo que ocurre en aguas europeas, «es una valiosa guía para el futuro del transporte marítimo, que es sostenible, competitivo y resistente», a la vez que «también es un llamamiento a la acción».
«Ahora es el momento de un cambio transformador en los sectores marítimo y del agua», opina Jessika Roswall, comisaria de Medio Ambiente, Resiliencia del Agua y Economía Circular competitiva.
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