Dos turistas arrastrando sus maletas en Palma este verano. | Jaume Morey

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El avance del alquiler vacacional como oferta de alojamiento alternativa está siendo acompañado de un incremento de las estafas relacionadas con este segmento turístico. «Cuanta más demanda hay, mayores son los índices de estafa, sobre todo con el aumento de la digitalización después de la pandemia», señala la abogada Arantxa Goenaga, del despacho AF Legis.

La crisis sanitaria desatada por el coronavirus fue de hecho un punto de inflexión en muchos sentidos para el sector turístico. El alquiler vacacional fue una de las modalidades de alojamiento más beneficiadas en el progresivo despertar de la actividad turística (especialmente en el caso de las unifamiliares, ya que presentaban menores riesgos de contagio). Las estafas a través de este tipo de oferta llegan ahora a niveles muy por encima de los registrados en la época prepandémica.

El perfil del denunciante es casi siempre el mismo: usuarios que pagan su reserva por adelantado en páginas web fraudulentas -a las que muchas veces se les había redirigido desde plataformas legales como Booking o AirBnB- y que han visto como ambas cosas, su dinero y sus vacaciones, se iban por el sumidero. La mayor parte de las veces no se percatan de que han sido víctima de una estafa hasta que llegan al destino.

No fue ese el caso de Muriel Breier. Esta alemana y sus dos acompañantes pagaron 3.000 euros por la reserva de unos apartamentos de lujo por espacio de una semana en la zona de Palmanova este verano. A esa cantidad se le sumaron 650 euros de depósito por posibles desperfectos. En su caso, se dieron cuenta de la estafa antes de salir de Alemania, después de que se cortara sospechosamente toda comunicación con la supuesta agencia que había tramitado la reserva. En cualquier caso, ya era tarde porque el pago ya se había hecho, si bien se ahorraron el mal trago de enterarse de la estafa estando en Mallorca.

«Nos pareció todo muy profesional, nos trataron con la misma cortesía y normalidad que cualquier empresa seria», relata Muriel, quien se reconoce muy pesimista en lo que se refiere a las posibilidades de recuperar el dinero. «La policía ya nos ha advertido de que no hay muchas esperanzas».
Goenaga subraya precisamente que se deben evitar los pagos por adelantado en la medida de lo posible. «La manera más sencilla de evitar una estafa es no hacer un pago por adelantado», señala para aconsejar que se intente verificar al máximo la información disponible sobre la vivienda.
«El proceso de reserva deber hacerse tranquilo y siendo incisivo en varios factores: webs extrañas, ofertas poco creíbles, plataformas de pago que parecen inseguras y baja calidad en la descripción de la vivienda son, sin duda, pequeños avisos de que se puede tratar de una estafa», recalca.

Asimismo, se hace hincapié en el hecho de que uno de los casos más comunes se da cuando el cliente se interesa por el inmueble ofertado y el supuesto propietario argumenta distintos problemas para no mostrarlo. «La virtualidad permite publicitar propiedades que, o bien no existen, o bien no concuerdan con las características que se anuncian: sobre todo se produce con alquileres que están demasiado lejos para visitarlos». Pese a que la denuncia puede no conlleve la recuperación del dinero, se insta a presentarla siempre, aunque sea solo para evitar que otras personas sufran la estafa.

Desde la asociación del alquiler turístico en Baleares, Habtur, su gerente, Maria Gibert, señala que periódicamente van detectando páginas web fraudulentas que denuncian ante la Conselleria de Turisme y ante la Policía. En estos casos, explica Gibert, suele tratarse de estafadores que se valen de fotografías de viviendas reales en oferta tomadas de las páginas webs de empresas como AirBnB u otras similares.