Una familia de turistas, en la plaza de Cort de Palma. | Jaume Morey

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Exceltur, integrada por las 30 empresas más importantes del sector turístico, ha expresado este miércoles que respaldan «el máximo control institucional y lucha para evitar cualquier caso de intrusismo y oferta ilegal, y en especial, en lo que respecta a las viviendas de uso turístico». Este es uno de los 80 puntos con los que pretenden hacer frente a la saturación.

El elevado precio de las viviendas, tanto en venta como en alquiler, está expulsando a muchos residentes de las zonas turísticas. En municipios como Palma, Andratx o Calvià el precio de las pisos está disparado y cada vez hay más personas que tienen que irse a otros localidades de la Isla más económicos. Según un informe del portal inmobiliario Fotocasa, las localidades con el precio del metro cuadrado más económico son Inca y Manacor, entre otros. Sin embargo, cada vez está subiendo más y el coste de los inmuebles de segunda mano se ha incrementado en Baleares un 7,2 % en el segundo trimestre de 2024; se trata de la subida trimestral más acusada desde el 2005 en este periodo.

Las principales empresas del sector turístico son conscientes de las graves dificultades que existen para acceder a una casa para vivir, especialmente en zonas como Baleares. De hecho, también sufren las consecuencias ya que tienen problemas para encontrar trabajadores. Por ello, consideran que hay que plantar cara al alquiler turístico ilegal. «Las empresas líderes del sector somos conscientes de la urgencia de abordar con una nueva visión y criterios de planificación, gobernanza y gestión las cuestiones asociadas al desarrollo turístico, tales como la progresiva saturación estacional de determinados destinos urbanos y vacacionales, la gentrificación que supone las dificultades de acceso a la vivienda en los centros de algunas ciudades y/o destinos turísticamente exitosos o el deterioro de algunos espacios naturales por una mayor presión turística de la deseable o por una sensibilidad/concienciación medioambiental menor de lo aconsejable». Por ello, respaldan «el máximo control institucional y lucha» contra el alquiler turístico ilegal.

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Pérdida de los valores propios

Otro de los problemas que se derivan de las dificultades para acceder a la vivienda es que las zonas turísticas están perdiendo su esencia. Ante esta situación, las principales empresas del sector tienen el objetivo de «salvaguardar los valores que conforman la identidad diferencial de los destinos y evitar la despoblación de zonas turísticas». Cabe destacar que uno de los objetivos principales de Exceltur es proteger «la identidad y los valores esenciales y diferenciales de los distintos destinos urbanos y vacacionales», ya que son los que «conforman la identidad diferencial» que los puede hacer más atractivos frente a otros destinos competidores. «Preservar la autenticidad y los valores diferenciales e identitarios de carácter cultural y paisajístico es clave, no solo para satisfacer a la población local, sino también como elemento de competitividad diferencial para atraer a unos mejores visitantes que buscan una mayor reconexión con las identidades de los destinos y sentir la mejor acogida ciudadana».

En relación a este asunto, plantean «promover iniciativas empresariales que, bajo la más estrecha colaboración público-privada, favorezcan la mejor puesta en valor del patrimonio natural, salvaguardando y conservando los centros históricos, evitando su banalización y pérdida de identidad a través del apoyo a planes de protección urbanística que, entre otros, protejan las fachadas...etc.». En el caso concreto del pequeño comercio, también plantean actuaciones para evitar su desaparición; así como la apuesta por el consumo de productos de kilómetro cero, lo que permitiría mejorar la rentabilidad de los agricultores y ganaderos.

Evitar el «turismo indeseable»

Además, Exceltur apuesta por «procurar el mejor equilibrio en la implantación y distribución geográfica del conjunto de la oferta y demanda turística, evitando ampliar la concentración en los lugares ya consolidados, así como la sobresaturación, masificación y posibles conflictos entre residentes y turistas». Para ello, entre otras actuaciones, apuestan por «evitar campañas de promoción turística que puedan atraer un turismo indeseable por su baja calidad y escasa contribución social, o un turismo de excesos que no respeta el entorno y es contrario a las iniciativas de reposicionamiento turístico que en cada caso puedan ser las más deseadas por los residentes».