El tercer grado lo concedió el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, ahora que al joven sólo le queda por cumplir un año de los cuatro a los que fue condenado. Meses atrás, ya disfrutó de sus primeros permisos penitenciarios, todavía sin el tercer grado, y no provocó ningún problema, por lo que se emitió un informe favorable hacia él.
Ahora, está por determinar si irá cada noche a dormir a las instalaciones del CIS o sólo los fines de semana. Depende, principalmente, de que tenga un trabajo y de momento parece que no es así.
Durante su estancia en prisión, estos últimos tres años, Unabomber ha tenido un comportamiento «correcto» y no ha protagonizado ningún incidente reseñable, lo que le ha ayudado a conseguir el tercer grado.
El joven fue detenido en octubre de 2012 por la Policía Nacional, tras recibir en su casa sustancias que, una vez mezcladas, podían servir para confeccionar bombas. Juan Manuel, en su delirio, planeaba colocar esos explosivos en el campus de la Universitat.
Los exámenes forenses determinaron que no era un enfermo mental, pero que no tenía remordimientos. Sus graves problemas familiares y su fracaso escolar le marcaron penosamente. En prisión, cambió de peinado y adoptó un estilo «nazi». Sin embargo, luego se calmó y pasó desapercibido por completo.
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