TWL

Creo que a la gran mayoría de nosotros nos gustaría vivir en una sociedad cohesionada, integrada o armoniosa que se caracterice por la capacidad de sus ciudadanos para convivir en un entorno de respeto, entendimiento y colaboración. Donde el diálogo abierto y constructivo permita que las personas con diferentes puntos de vista puedan debatir sin caer en la confrontación extrema, fomentando el intercambio de ideas en un ambiente de escucha y aprendizaje mutuo. Donde la empatía y el respeto fueran valores fundamentales, ya que se prioriza la comprensión del otro en lugar de descalificarlo por pensar distinto, promoviendo relaciones basadas en la tolerancia y la diversidad de pensamiento.

Una sociedad donde exista un consenso en lo esencial, donde, pese a las diferencias ideológicas o culturales, se logra acordar sobre valores fundamentales como la dignidad humana, la justicia y la equidad, generando una base común que fortalece el tejido social. Donde la diversidad sin fragmentación es otro pilar clave, pues se reconoce la pluralidad de pensamientos y culturas sin que esto implique una división en bandos irreconciliables, lo que permite la coexistencia pacífica de múltiples perspectivas dentro de la misma sociedad.

Una sociedad donde la colaboración y el propósito compartido juegan un papel determinante, ya que existen objetivos comunes que trascienden las diferencias políticas o ideológicas y unen a la sociedad en torno a metas colectivas, como el desarrollo económico, el bienestar social o la sostenibilidad. Y es en este contexto, donde los medios de comunicación responsables desempeñan un rol esencial al priorizar la información objetiva y veraz sobre la manipulación emocional que alimenta la polarización, garantizando así un debate informado y constructivo.

Un sociedad donde el liderazgo moderado y conciliador es clave para el mantenimiento de la cohesión social, pues los líderes promueven la unidad en lugar de exacerbar divisiones, fomentando la cooperación entre distintos sectores de la sociedad y generando espacios de diálogo donde todas las voces pueden ser escuchadas y valoradas.

Puede parecer utópico. Pero lo contrario, es decir una sociedad cada vez más polarizada, la historia y no tan lejana, nos demuestra que tiene consecuencias trágicas. Por lo tanto si queremos cambiar nuestra realidad en positivo, deberíamos pensar como ciudadanos que podríamos hacer cada uno de nosotros para salir de esta espiral destructiva y extractiva. Nosotros como empresarios en nuestro ámbito de influencia si podemos contrarrestar la polarización promoviendo valores de respeto, colaboración y pensamiento crítico dentro y fuera de nuestras organizaciones. No se trata de «evitar los temas difíciles», sino de gestionar las diferencias de forma constructiva. Al final una sociedad más inclusiva y menos polarizada es más estable, más innovadora y más próspera, lo que beneficia a todos los sectores, incluyendo el empresarial.