El cierre de Eléctrica Española, situada en un lugar emblemático como las Avenidas, es el enésimo ejemplo de cómo los comercios de toda la vida están siendo reemplazados por franquicias, marcas internacionales, tiendas de lujo o comercios regentados por extranjeros que poco tienen que ver con las necesidades y gustos de los habitantes locales. Los comerciantes que a lo largo de décadas han mantenido vivas las calles de Palma, se ven ahora obligados a echar el cierre debido al aumento de los alquileres y a una clientela que, cada vez más, se aleja del comercio local en favor de opciones más globalizadas.
Este proceso de transformación no es exclusivo de Palma y afecta a muchas ciudades turísticas en todo el mundo, como Dubrovnik, Venecia o Brujas. La gentrificación comercial no solo destruye el carácter único de los barrios, sino que también expulsa a los residentes de toda la vida, quienes ya no pueden permitirse vivir en zonas donde las tiendas y los locales se adaptan exclusivamente al turismo y al poder adquisitivo de los visitantes.
Es crucial que las instituciones locales junto con los empresarios busquen soluciones para preservar el comercio tradicional. De lo contrario, Palma, una de las ciudades más visitadas de Europa, podría perder su esencia auténtica, convirtiéndose en una mera postal de lujo en la que no haya espacio para los recuerdos ni para las tiendas que cuentan historias de generaciones.
Iniciativas como Emblemáticos Balears, impulsado por la ADR Balears, que agrupa y promociona a los comercios tradicionales de las Illes Balears, o del propio ayuntamiento de Palma, son un paso positivo. A través de sus plataformas, se busca visibilizar a estos negocios, que no solo representan un valor económico, sino también cultural y social para las generaciones futuras.