Las dos Menorcas
Menorca vive un momento dulce como destino turístico. Estamos de moda y solo el conflicto con Ucrania, podría ensombrecer las favorables perspectivas para esta temporada. Vivimos tiempos difíciles, inciertos y al mismo tiempo extraños, donde la pandemia y la amenaza en el horizonte de una guerra nuclear, parece que hayan dejado en la sociedad un mensaje de «carpe diem» sin precedentes. No es momento de pensar en el mañana, es momento de disfrutar del presente. Esta coyuntura es la que favorece estas tremendas ganas de viajar y evadirse (¿rebote de consumo?) donde Menorca parece que disfrute de su «belle epoque». La Semana Santa ha sido un muestra con los hoteles prácticamente llenos, como mínimo los agroturismos y los de interior, y con buenas cifras de reservas, incluso para mayo. El aeropuerto también se ha disparado porque las aerolíneas han puesto a disposición de los ávidos viajeros miles de asientos y por ello, nos hemos convertido en el aeródromo de Balears que mayor crecimiento experimenta en enlaces directos. Las reservas de viviendas vacacionales también tienen buenas cifras de ocupación y el embajador del Reino Unido acaba de confirmar que se espera que el turismo británico vuelva en tropel.
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