A pesar de que el asesino confesó su crimen ya en 2017, según se explica en el libro, pero no trascendió porque fue de manera privada y dentro del marco de una terapia de justicia restaurativa ante los profesionales penitenciarios de la cárcel de Herrera de La Mancha (Ciudad Real), donde cumple condena, ahora, se ha hecho pública la confesión.
La revelación ha salido a la luz a través de una serie de cartas que el conocido como 'El monstruo de Las Quemadillas' envió al escritor Luisgé Martín, con quien mantuvo correspondencia durante tres años mientras cumple condena en la cárcel, está condenado a 25 años de prisión por la muerte de cada uno de los menores. Previsiblemente, cumplirá condena en el año 2036. El autor del libro, que incluso llegó a visitar al asesino en la prisión de Herrera de la Mancha, ha adelantado parte del contenido de estas cartas en El Confidencial.
El 8 de octubre de 2011, José Bretón acabó con la vida de sus hijos, quemando después sus cuerpos en una hoguera para intentar hacerlos desaparecer. Según sus conversaciones con el escritor, el asesino se muestra «absolutamente seguro» de que los pequeños no sufrieron. «Antes de poner los cuerpos en el fuego comprobé que no respiraban, estaban ya muertos. No se enteraron de lo que iba a pasar. Confiaron en mí. No hubo miedo ni dolor ni ningún tipo de sufrimiento», explica.
Tres semanas antes, su mujer Ruth Ortiz le había comunicado su intención de divorciarse de él. El crimen fue reconocido como violencia vicaria, a pesar de que el filicida sigue sin reconocer que actuó por venganza hacía su mujer. «Cuando Ruth me abandonó entré en cólera. Al principio no tuve pensamientos extraños, pero después se fue abriendo paso la idea del asesinato», reconoce. Y añade en sus cartas: «Los maté por la impaciencia. Necesitaba que esa situación se acabara, que desaparecieran las dudas y la incertidumbre».
«¿De qué iba a vengarme? Yo estaba de acuerdo con la separación. Me parecía bien. Incluso empecé a buscar a otra mujer, llamé a Conchi y estuve a punto de quedar con ella. A mí no me parecía mal el divorcio, pero me atormentaba esa incertidumbre, el hecho de no saber qué iba a pasar con mis hijos», asegura Bretón en sus cartas.
Bretón fue condenado a 40 años de prisión por el doble asesinato de sus hijos por la Audiencia Provincial de Córdoba. La sentencia consideró probado que el crimen fue premeditado, pues los preparativos del delito comenzaron el 29 de septiembre de 2011, cuando compró Orfidal y Motivan para adormecer a los pequeños. Sin embargo, Bretón asegura que todo fue improvisado. «No busqué información en ninguna parte, no hice ninguna investigación. Todos hemos visto muchas películas y somos capaces de imaginar algo así».
Sin embargo, señala que sí tuvo dos condiciones principales que se tenían que cumplir a la hora de llevar a cabo el asesinato: «Que murieran sin sufrimiento y que los cuerpos desaparecieran luego para que no los encontraran. Sin cadáveres no hay crimen, eso está en cualquier novela policiaca. Tenía los medicamentos y tenía la leña en la finca, solo tuve que comprar el gasóleo». Así, Bretón explica que disolvió las pastillas en agua con azúcar y se las dio a los menores. «No hubo ni miedo ni dolor».
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