En el informe trimestral sobre la economía española publicado este martes, la entidad subraya que persiste una considerable incertidumbre respecto a la política arancelaria de Estados Unidos y los países afectados. También sobre la flexibilización de las reglas fiscales europeas para incrementar «de manera apreciable» el gasto público en defensa. No obstante, dice que «la evidencia histórica sugiere que, en este tipo de escenarios, el crecimiento de la economía termina resintiéndose».
A la espera de calibrar el impacto que las tensiones comerciales tengan en los precios, el Banco de España ha elevado cuatro décimas, al 2,5 %, la inflación media para 2025 por el encarecimiento de la energía y la extensión de las ayudas al transporte público hasta junio próximo. Con los datos más recientes, la entidad calcula que el avance de la economía en el primer trimestre podría situarse entre el 0,6 y el 0,7 %, frente al 0,8 % del trimestre previo, en un contexto en el que se mantiene la facturación de las empresas y el buen comportamiento del empleo, con una contribución del sector exterior «levemente positiva».
El crecimiento en el periodo de previsión 2025-2027 estaría basado en el empuje de la demanda interna y, en particular, del consumo privado, debido a «la evolución favorable que se proyecta para la renta disponible y el empleo, así como del incremento poblacional previsto». Mientras, el consumo público moderará su aportación al aumento de la actividad en los próximos años. La inversión aumentaría su contribución al crecimiento del PIB en los próximos trimestres, gracias al despliegue de los fondos europeos y a unas mejores condiciones de financiación, aunque sigue siendo «el componente de la demanda que ha mostrado una trayectoria menos dinámica tras la pandemia».
Sobre la aportación de la demanda exterior, el informe prevé que sea «ligeramente negativa» en el período 2025-2027, debido a una gradual desaceleración de las llegadas de turistas internacionales y a una moderación en el avance de las exportaciones de servicios no turísticos. También influye en esa aportación negativa la evolución de las importaciones, ya que se prevé que ganen tracción en los próximos trimestres «fruto del mayor vigor previsto para la inversión y para las exportaciones de bienes, partidas que presentan un elevado contenido importador».
Se ralentiza la creación de empleo Respecto al mercado laboral, se espera que la creación de empleo se prolongue a lo largo del horizonte de proyección, aunque con un vigor inferior al de los últimos trimestres. Así, el empleo -medido en términos de personas ocupadas- aumentaría un 1,9 % en 2025 y ralentizaría su crecimiento progresivamente hasta una tasa del 1 % en 2027. Estos ritmos de avance previstos para el empleo «implicarían un aumento de la productividad por ocupado en los próximos años, que crecería a tasas algo menores que las observadas durante 2024», mientras que la productividad por hora trabajada seguiría «un patrón similar».
La tasa de paro, por su parte, continuará decreciendo en el horizonte 2025-2027, aunque «a un ritmo menor que el observado en 2024», y descenderá hasta el 9,5 % en 2027 desde el 11,3 % de 2024. La entidad prevé que el déficit público podría situarse en el entorno del 3,4 % del PIB a cierre de 2024, afectado, en parte, por los gastos extraordinarios vinculados a la dana y a algunas sentencias judiciales desfavorables para la Administración. En 2025 se recortará al 2,8 % del PIB, en 2026 bajará al 2,6 % y en 2027 se mantendrá igual, lo que supone una décima menos cada año respecto a las anteriores previsiones. La deuda acabará este año en el 101,3 % del PIB, aumentará ligeramente en 2026 hasta el 101,6 % y volverá a bajar en 2027 hasta el 101 %.
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