El exdiputado y exportavoz de Sumar. Imagen de archivo. | Efe

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Íñigo Errejón, conocido cofundador de Podemos y exportavoz en el Congreso de la plataforma Sumar, regresa al foco de atención de la escena pública para declarar ante los tribunales. El motivo: una acusación de agresión sexual presentada por la actriz Elisa Mouiláa. Este suceso, ocurrido supuestamente en 2021, ha generado una gran repercusión mediática, especialmente en programas de televisión y medios de comunicación nacionales, donde se ha debatido intensamente sobre los detalles del caso.

La noticia ha desatado una destacada ola de cobertura, no solo centrada en los presuntos actos de Errejón, sino también en las reacciones de su círculo íntimo, lo que ha incluido intentos de obtener declaraciones de su padre. Tal práctica ha sido descrita por algunos críticos como una forma de «acoso», dado que el padre de Errejón es un ciudadano al margen de la vida pública y de los hechos que se dirimirán en sede judicial. La situación ha reavivado el debate sobre los límites del periodismo de investigación y el derecho a la privacidad de las personas cercanas a figuras públicas.

Desde que Errejón anunció su retirada de la política con una enigmática carta, varios episodios legales han salpicado su imagen pública. Algunos casos, como el protagonizado por Aida Nízar, fueron desestimados judicialmente. Sin embargo, el actual contencioso interpuesto por Mouiláa puso en cuestión la conducta del exdiputado. El expediente judicial indica que la actriz acusa a Errejón de haber realizado tocamientos no deseados, intentado besarla sin su consentimiento y haber emitido comentarios de contenido sexual, acciones que son consideradas inaceptables por la mayoría de su anterior entorno político.

De hecho, muchas de las personas que alguna vez colaboraron con él se han pronunciado pública y rotundamente en rechazo de tales conductas, teniendo en cuenta el fuerte activismo de Errejón por la igualdad de género y los derechos humanos durante su carrera política. Aun siendo bastante joven, Errejón acaparó éxito y reconocimiento nacional como uno de los fundadores del partido Podemos en 2014. Posteriormente, lideró la plataforma Más Madrid junto a Manuela Carmena y más tarde, se involucró en Sumar, coalición de izquierdas liderada en su día por la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz y enfocada en la renovación política y la mejora de la vida de las personas.

Su talante, su dialéctica firme y el trasfondo socialdemócrata de sus posicionamientos le granjearon éxito y reconocimiento. Todo quedó atrás cuando a su sorpresiva dimisión se añadieron las denuncias tanto de la intérprete como de otras mujeres de perfil más anónimo −en este último caso en publicaciones en redes sociales− que dicen haber coincidido con él en determinados ambientes de ocio. La sociedad en su conjunto ha reaccionado con una mezcla de escepticismo y preocupación. A partir de este jueves se decidirá en los juzgados de Madrid hasta dónde llega la responsabilidad de Errejón en todo este asunto.