Así, el especialista, que también lidera el grupo de investigadores que ha desarrollado junto a la compañía Bioinicia el filtro de nanofibras 'Proveil', avisa de que un etiquetado incorrecto o la ausencia de certificaciones pueden ser señales de que esta mascarilla es una falsificación. Además, según destaca el experto, los puntos de venta deben tener a disposición del cliente los certificados para comprobar que es un producto homologado y seguro.
Por ello, recuerda que la mascarilla FFP2 está actualmente regida por el Reglamento de la UE 2016/425 y por la norma EN149:2001+A1:2009. El marcado CE, seguido de cuatro números, asegura que el producto cumple con la legislación. La referencia a la norma UNE EN-149 asegura el cumplimiento de un estándar de calidad. En este sentido, añade que el marcaje NR indica que el producto es no reutilizable y el marcaje R, que es reutilizable.
Además, insiste, «la mascarilla debe especificar con claridad el nombre de la empresa productora, y los cuatro números del organismo supervisor notificado junto a las iniciales CE».
«Aunque la mascarilla lleve todo lo anteriormente nombrado, hay que pedir las certificaciones emitidas por los organismos notificados: el certificado B y C2», explica.
«Solo con esos certificados, que se deben tener a disposición del cliente en las farmacias o tiendas que las comercializan, así como la versión descargable en la web si la compra es 'online', podremos asegurarnos de que la mascarilla es apta», reitera.
Asimismo, el experto advierte de que no existen mascarillas FFP2 para niños. «Aunque podamos encontrar este tipo de mascarillas hasta en farmacias, ninguna de las mascarillas a la venta bajo la marca FFP2 para niños lo son, pues lo que se ha hecho es fabricar una talla más pequeña que la de los adultos, pero no se han hecho estudios ni están certificadas, aunque lleven el sello de la Unión Europea (CE)», ha especificado.
Además, sobre las mascarillas KN95 procedentes de China, que fueron muy conocidas a lo largo del año 2020 dentro de las EPI, avisa de que, aunque las autoridades sanitarias fijaron la fecha del el 31 de diciembre de 2020 como límite para su comercialización, «este tipo de mascarillas sigue encontrándose en el mercado sin la autorización necesaria».
Asimismo, el experto alerta de que la norma UNE-EN 149:2001 + A1:2009, que actualmente define y regula los EPIs, es «absolutamente insuficiente tanto en su formato COVID-19, FFP2 o FFP3, para su uso por parte de la población en ámbitos de pandemia».
Por eso, Bioinicia y el CSIC llevan ya tiempo trabajando para definir nuevos protocolos de medida que se puedan incorporar a una norma mejorada. «Una norma que realmente describa o sea capaz de analizar y regular el uso específico y particularizado que se pueda dar a estas EPIs para proteger a la población frente a determinados patógenos», afirman.
«Ninguna de las EPIs que actualmente están reguladas por la UNE-EN 149:2001 + A1:2009 están optimizadas para el uso que actualmente les estamos dando, sin embargo, las mascarillas 'Proveil' están ingenierizadas buscando la protección óptima frente a la COVID-19», concluye Lagarón.
3 comentarios
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Falsas... Como las de telita pintada que lleva todo el mundo.... Más vale no llevarlas....
Si es que ya no te puedes fiar de nada...