Así lo señala en un artículo en El País titulado «Una agenda multilateral para la recuperación», que firma junto con el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, con motivo del 60 aniversario de la creación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos que se celebra este próximo lunes.
Sánchez recuerda que la OCDE sucedió a la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE), creada en 1948 para administrar la ayuda estadounidense y canadiense en el marco del Plan Marshall tras la Segunda Guerra Mundial, sobre la base de los principios de solidaridad, ambición y cooperación internacional.
«Ahora, tal vez más que en cualquier otro momento en los últimos sesenta años, el mundo necesita, una vez más, inspirarse en esos valores, ya que se enfrenta a la peor crisis sanitaria, económica y social desde la Segunda Guerra Mundial», destaca el presidente.
En este sentido, indica que la prioridad para la recuperación debe ser contener y erradicar el virus y que el «inminente despliegue» de vacunas es una «excelente noticia».
Sin embargo, advierte de que para ser eficaces y vencer la pandemia, las vacunas y los tratamientos deben producirse a escala, distribuirse equitativamente en todo el mundo y ser asequibles para todos.
«Garantizar que todas las personas puedan ser inmunizadas a la vez es un imperativo humanitario y una condición previa para garantizar la salud y la prosperidad. Si la enfermedad sigue desarrollándose en algún lugar, seguirá siendo una amenaza en todo lugar», señala.
Para Sánchez, esta crisis debe ser una oportunidad y un punto de inflexión para que los países trabajen juntos y desarrollen soluciones globales eficaces para los desafíos mundiales actuales: la recuperación tras la COVID-19, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, las crecientes desigualdades y la concentración de riqueza, la digitalización o el futuro del trabajo.
«La COVID-19 no ha dejado ningún país ni región intactos. A medida que seguimos luchando contra el virus y preparándonos para la recuperación, nuestros esfuerzos deben complementarse con una respuesta igualmente decisiva y ambiciosa en el ámbito de la cooperación internacional», afirma.
Así, el jefe del Ejecutivo resalta que contar con sistemas de salud «fuertes, resilientes e inclusivos» es una de las lecciones de esta crisis que se debe incorporar como prioridad, así como apoyar a los países más vulnerables, que no disponen de los medios financieros para responder a la pandemia y que carecen de sistemas sólidos de protección social para amortiguar los efectos sobre sus poblaciones.
Sánchez considera que otra prioridad es restablecer la movilidad internacional lo antes posible y «preservar los beneficios del comercio libre, justo e inclusivo como motor del crecimiento y la prosperidad».
El presidente lamenta que la crisis de la COVID-19 ha aumentado las desigualdades, mientras continúa la amenaza del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y otras emergencias ambientales y cree que «una acción climática ambiciosa para descarbonizar nuestras economías puede ser una fuente de crecimiento, ingresos y empleo».
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