Girona25/12/19 12:18
Polémica en las redes sociales a raíz de una denuncia de racismo en una cafetería de la estación del AVE en Girona.
Polémica en las redes sociales a raíz de una denuncia de racismo en una cafetería de la estación del AVE en Girona.
6 comentarios
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Es que aquí solo pueden entra si son Catalanes Independentistas.Esto es Girona.
La cajera este deberia ponerse velo infiel!!!
Urbanita, eres de lo mas patetico y poco inteligente que haya. Un negocio es privado efectivamente, no obstante discriminar a personas por su color u origen es racismo. Y darle cabida al racismo en nuestra sociedad es punible. Si en entonces estarias a favor del apartheid o de que hayas locales y autobuses para gente de color. Aprende a pensar, podria existir el racismo hacia los necios....
Claro que sí “urbanita”. Pero te falta decirlo más claaaaaari. Si el dueño no quiere que entren negros, moros ni chinos está en su derecho, faltaría más!!! ..... pero no quita que sea un RACISTA XENÓFOBO como tú. PD: En estos casos lo que haría yo sería al revés. No dejaría salir del local al dueño del bar.
Un acto así debería estar castigado con cárcel, no solo con una multa. És clarísimamente un delito de odio. De momento hay algo bueno: gracias a la noticia todo el mundo sabe la clase de persona repugnante que es el dueño de este local.
Un local de comidas y/o bebidas es un negocio PRIVADO, por tanto, su propietario es muy libre de hacer lo que le dé la gana dentro de su casa y atender a quien considere oportuno. Y si no te atienden, pues coges y te vas a otro sitio, sin más. Es lo que toda la vida se ha conocido como "RESERVADO EL DERECHO DE ADMISIÓN". Tampoco dejan entrar a cualquiera en muchos locales de ocio nocturno, que para ello tienen un filtro en su puerta con uno o varios porteros musculosos, que en función de las instrucciones recibidas de sus jefes, te dejan entrar o no, según ellos decidan. Y nunca ha pasado nada, ni ha habido denuncias ni nada de nada. A ver si aquí ahora estos politicastros déspotas y totalitarios van a obligarle a un propietario a cambiar su política en su propio negocio, como si esto ya fuese la Union Soviética años 50. Si soy yo el dueño de ese local lo llevaban claro.