La canciller alemana, Angela Merkel, se enfrenta al escepticismo en las filas de los partidos de su Gobierno tras su compromiso con el presidente francés, Nicolás Sarkozy sobre una participación voluntaria de los acreedores privados en el rescate a Grecia.
El carácter voluntario de esa participación es lo que genera resistencia, después de que el Bundestag aprobase la semana pasada una resolución según la cual nuevas ayudas a Grecia estarían condicionadas a que hubiese un aporte claro de los acreedores privados.
"Esa no es la participación de los acreedores privados que exige el Bundestag", dijo el diputado Franz Schäffler, experto en Finanzas del Partido Liberal (FDP), socio minoritario de la actual coalición de gobierno, en declaraciones que publica la revista "Der Spiegel" en su edición de la próxima semana.
Dentro del propio partido de Merkel, la Unión Cristianodemócrata (CDU), también hay escepticismo.
"Lo que necesitamos es una reestructuración de la deuda y eso no se dará voluntariamente", dijo el diputado cristianodemócrata Manfred Kolbe, también en declaraciones a "Der Spiegel".
El jefe de la Unión Socialcristiana (CSU) -partido hermano de la CDU en Baviera- y primer ministro de ese "Land", Horst Seehofer, también se ha mostrado a favor de una reestructuración de la deuda.
"Los expertos me dicen desde hace tiempo que se necesita una reestructuración de la deuda griega. Ahora ha llegado el momento para una participación de los acreedores privados", dijo Seehofer en declaraciones a la misma revista.
La idea original del Gobierno alemán de hacer una reestructuración "suave" de la deuda griega a través de una prolongación de siete años de los plazos de vencimiento de los bonos se topó inicialmente con la resistencia del Banco Central Europeo (BCE) y de Francia.
Luego, en su encuentro en Berlín, Merkel y Sarkozy consensuaron pronunciarse a favor de una participación voluntaria de los acreedores en el rescate, sin llegar a dar detalles sobre la forma de esta participación.
Los observadores políticos en Berlín han interpretado el principio de acuerdo franco-alemán como una concesión por parte de Merkel, y hay dudas de que el nuevo paquete de ayudas pueda obtener el apoyo parlamentario si la participación de los acreedores privados no obtiene un carácter vinculante.
"El peligro de que Merkel fracase se hace cada vez más concreto, se está acercando a su crisis más grave", dijo el secretario de la organización del grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata (SPD) -el principal de la oposición- Thomas Oppermann.
En caso de que Atenas necesite un segundo paquete de rescate, el Bundestag tendría que ratificarlo en otoño.
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