Ataques. Misrata y Ghnaimiya fueron ayer los escenarios de los ataques de las fuerzas gadafistas - Reuters

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La Alianza Atlántica sigue por ahora a la espera de que sus socios aporten nuevos aviones para mantener el ritmo de los ataques contra el régimen libio, operaciones que aseguró ayerque continuarán hasta la caída de Muamar el Gadafi.


Pese a no haber obtenido aún ofertas ante su demanda de más aviones capaces de bombardear objetivos terrestres, la Alianza confía en que los países cumplan y aporten esas unidades.


El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo ayer que existen "indicaciones" de que así ocurrirá "en un futuro muy cercano".


La OTAN admitió que sus comandantes querrían tener algo menos de una decena de aviones de ataque suplementarios para seguir con sus operaciones contra tanques, acorazados y otros objetivos de Gadafi complicados de alcanzar sin causar daños colaterales.


Sin embargo, España e Italia -dos de los socios a los que apuntaban las peticiones que ya habían avanzado en los últimos días Francia y Reino Unido- descartaron aumentar su participación militar en Libia.


A día de hoy, sólo una minoría de países autorizan a sus aviones a lanzar bombas contra suelo libio y se centran en tareas de control y vigilancia.


La intención de la Alianza es mantener la presión sobre Trípoli mientras Gadafi continúe en el poder, tal y como avanzaron ayer en un artículo conjunto los líderes de Francia, Estados Unidos y Reino Unido.


"La OTAN continuará su operación mientras haya una amenaza sobre los civiles, y es imposible pensar que esa amenaza puede desaparecer con Gadafi en el poder", aseguró Rasmussen tras su encuentro con los ministros de Exteriores.


Éstos se reunieron ayer con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, cuyo país es muy crítico con la intervención aliada en Libia, lo que volvió a dejar claro en Berlín. Según su parecer, la OTAN excede a la ONU en Libia.