Polo Norte. Las imágenes muestran el deshielo en 30 años - Reuters

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La reducción de la capa de hielo que cubre el océano Glacial Ártico debido al calentamiento global ha permitido que un petrolero ruso reabra la ruta marítima ártica, alternativa al canal de Suez y hasta ahora cerrada al tráfico comercial. El petrolero "Báltika" zarpó del puerto de Murmansk (mar de Bárents) el pasado 14 de agosto y tras semana y media de travesía ya se encuentra en aguas del mar de Chukotka, región donde se encuentra el estrecho de Béring, que separa los océanos Ártico y Pacífico.

A principios de la próxima semana, el buque llegará a las aguas del Pacífico, donde ya no necesitará seguir la senda marcada por los tres rompehielos nucleares que le acompañaron durante varios miles de kilómetros.

Los rompehielos "Rossía", "Taymir" y "50 Let Pobedy" acompañaron al petrolero durante más de la mitad de su viaje, aunque en la última fase el primero de ellos fue capaz por sí solo de abrir una senda en el hielo.

El "Báltika" es un petrolero con 44 metros de manga, por lo que en las zonas donde la capa de hielo es más gruesa requiso la escolta de tres rompehielos, lo que no será el caso de otros barcos de menor tonelaje.

El petrolero ruso, que lleva 72.000 toneladas de gas condensado a China, recorrió en once días la distancia que separa Murmansk de la localidad de Pevek, en el mar de Chukotka, donde hizo acopio de agua potable y descansó durante tres días.

A una velocidad de 10-13 nudos, el "Báltika", el barco con mayor calado que ha surcado nunca estos mares (15 metros), debería recorrer la ruta en sólo 14 días, según informa hoy el diario "Izvestia".

Según el experto del Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Rusia, Iván Lavrentiev, el grosor y el espesor del hielo que cubre las aguas árticas se han reducido debido al cambio climático, lo que allana el camino para la reapertura de dicha ruta.
Con este trayecto, Rusia quiere probar que la ruta marítima ártica es segura y viable económicamente, al tiempo que envía un mensaje para navegantes a los otros países -EEUU, Canadá o Dinamarca- que tienen pretensiones territoriales en la región.