El monte Qasioun, que domina la capital siria, cuyo acceso estuvo prohibido durante casi catorce años durante el gobierno del derrocado presidente. | Reuters - Khalil Ashawi

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Un mes después del colapso del régimen de Bachar al-Ásad en Siria, miles de familias continúan la búsqueda de sus seres queridos desaparecidos durante décadas de represión. En una visita reciente de tres días al país, Mirjana Spoljaric, presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), subrayó que el respeto al derecho internacional humanitario (DIH) y dar respuestas a esas personas que buscan sin descanso a sus parientes y allegados resultan elementos fundamentales para propiciar la reconciliación y la estabilidad a largo plazo en el estado árabe.

«Las cicatrices de 13 años de guerra son profundas y respetar el derecho internacional humanitario es fundamental para restaurar la estabilidad en Siria», afirmó Spoljaric. «Esto es clave para garantizar que las familias finalmente obtengan respuestas sobre sus seres queridos, que la ayuda humanitaria llegue a todos los necesitados, que los detenidos reciban un trato humano y que las personas se sientan seguras al regresar a casa».

Durante su reciente estancia a comienzos de este año 2025, la presidenta del CICR se reunió con Mohamad al-Basheer, primer ministro interino de la nueva administración siria; Hazem Bakleh, presidente de la Media Luna Roja Árabe Siria (SARC); Saa'd Naassan, jefe de la Oficina de Asuntos Políticos en Alepo; también tuvo ocasión de entrevistarse con miembros de la Asociación de Detenidos y Desaparecidos de la prisión de Sednaya.

«Las inquietantes imágenes de Sednaya y otros centros de detención en Siria y la angustia de las familias que buscan a sus familiares desaparecidos resaltan el sufrimiento que se puede prevenir cuando el CICR puede visitar a los detenidos para monitorear sus condiciones y mantenerlos en contacto con sus familias», señaló Spoljaric. «Los desaparecidos en Siria no son sólo números: son seres queridos. Encontrarles respuestas es complejo y requerirá una acción colectiva, pero es esencial para la curación y la reconciliación».

Visitas a Alepo e Idlib para evaluar necesidades

La presidenta del CICR visitó Alepo e Idlib, dos ciudades que enfrentan abrumadoras necesidades humanitarias. En Alepo, constató los esfuerzos de la organización para apoyar servicios esenciales como el suministro de agua y la atención médica, gravemente afectados por años de conflicto. También instó a todas las partes a hacer lo posible por proteger infraestructuras críticas ubicadas en áreas de hostilidades activas a lo largo del río Éufrates, de las que dependen millones de personas para obtener agua potable y energía.

Posteriormente, Spoljaric viajó a Idlib para evaluar las necesidades humanitarias y reafirmar el compromiso del CICR de prestar servicios en la zona. «Mi visita de hoy a Idlib me da la esperanza de que se facilitará la labor humanitaria, garantizando que la ayuda llegue a quienes la necesitan», declaró. «Insto a la comunidad internacional a brindar apoyo sostenido para permitir que Siria se recupere y reconstruya».

El Comité Internacional de la Cruz Roja trabaja en Siria desde 1967 para apoyar a las personas afectadas por el conflicto armado. Actualmente, cuenta con más de 700 empleados desplegados en el país, con oficinas en las gobernaciones de Damasco, Alepo, Deir Ezzor, Hasaka y Homs. Su misión es brindar asistencia humanitaria para satisfacer las necesidades de los civiles afectados por las hostilidades y la violencia en una zona acostumbrada a las vicisitudes de la guerra.

Tras sus visitas a Líbano y Siria, la presidenta de esta organización no gubernamental radicada en múltiples zonas del planeta tiene previsto viajar a Ankara, Turquía. Para los profanos, el CICR es una organización neutral, imparcial e independiente con un mandato exclusivamente humanitario derivado de los Convenios de Ginebra de 1949. Su objetivo es ayudar a las personas de todo el mundo afectadas por conflictos armados y otras formas de violencia, haciendo todo lo posible para proteger sus vidas y dignidad, así como aliviar su sufrimiento, a menudo junto a sus socios de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.