Jean-Marie Le Pen, durante la entrevista concedida a Última Hora, junto al periodista Pep Roig. | Pedro Prieto

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La relación entre Mallorca y el fundador e histórico líder del Frente Nacional francés, el fallecido Jean-Marie Le Pen (La Trinité sur Mer, 1928-Garches, Francia, 2025), resulta más estrecha de lo que pueda parecer desde la media distancia. El controvertido y popular político francés, que este martes fallecía a los 96 años de edad, dejando un legado político que abandera su hija Marine y ha dejado huella en el espectro social del país vecino, fue un habitual de la Isla -o dejó de ser un visitante anónimo- desde principios de la década de los 90, cuando su presencia no pasó inadvertida dado el crecimiento del movimiento que encabezaba, erigiendo el levantamiento de la ultraderecha en Francia.

Muescas de ese discurso dejó a su paso por Mallorca, donde en agosto de 1993 atendió en exclusiva a Última Hora. A los periodistas Pep Roig y Pedro Prieto les dejó algunas frases que dejaban patente su forma de ver la política y la vida. «Lo mejor para cooperar con un país del Tercer Mundo es la colonización», decía, o aseguraba a la par que «el comunismo no ha ganado en España, y eso es una gran victoria», asegurando por entonces conocer bien al líder y fundador del Partido Popular, Manuel Fraga, y no tanto a quien acabaría por darles la presidencia del Gobierno, José María Aznar.

Jean-Marie Le Pen, junto a su segunda esposa, Jany, a su llegada a Son Sant Joan en 1993. Foto: Tomás Andújar
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Durante sus estancias en Mallorca, que fueron más allá de los veranos -léase el de 1993 y otros más ya entrados en el siglo XXI- con alguna escapada invernal, como en diciembre de 1995, Jean-Marie Le Pen disfrutó y navegó junto a varios amigos de las aguas de la Isla e incluso conoció Ibiza, donde se dejó ver en alguna ocasión. «Estoy enamorado de las cosas de Mallorca e Ibiza, aquí he encontrado un paraíso», reconocía a Última Hora.

Entrevista a Le Pen publicada por Última Hora en agosto de 1993.

Pero fue en Artà donde Le Pen y su segunda esposa -Jany, de ascendencia griega- encontraron su espacio en la Isla. Tuvieron como anfitriona durante su estancia a principios de la década de los 90 del pasado siglo a la condesa Gourcuff, siendo ese rincón del Llevant de Mallorca su lugar preferido durante sus estancias, estivales preferentemente, en las que siempre que tuvo la oportunidad de dirigirse a la prensa lo hizo para dejar 'perlas' que alimentaban el discurso ultraderechista que capitaneó en su país desde finales del pasado siglo. «En Francia, los incidentes racistas los provocan los inmigrantes», decía sin tapujos Jean-Marie Le Pen, una figura del mapa político galo y europeo que también eligió Mallorca como refugio en compañía de algunos de sus mejores amigos.