Las próximas semanas y meses determinarán cuál es su capacidad de influencia real, si consiguen coordinar sus posiciones en el hemiciclo y cómo cambiará el día a día del trabajo legislativo en la Unión Europea.
La Comisión Europea y el Consejo se quedan como están
En la práctica, las elecciones europeas rediseñan sólo una de las tres instituciones comunitarias que intervienen en el proceso legislativo. El Consejo Europeo (los jefes de Estado y de Gobierno) y el Consejo de la UE (los ministros de los Estados miembros) permanecen estables, ya que sólo renuevan sus miembros cuando hay elecciones a nivel nacional.
Esto significa, por ejemplo, que Emmanuel Macron y sus ministros seguirán representando a Francia en el Consejo aunque Marine le Pen haya ganado las elecciones europeas en Francia. Un Parlamento escorado a la derecha puede tener cierta influencia para desequilibrar el voto de confirmación del presidente de la Comisión Europea o la aprobación de su equipo de comisarios, pero éstos también serán por definición «multicolor» políticamente porque los envían sus gobiernos.
¿Cómo pueden influir en la Eurocámara?
La mayoría de las decisiones en la Eurocámara requieren el voto favorable de la mitad más uno de los eurodiputados que emiten su voto, por lo que los 131 escaños combinados de los Conservadores y Reformistas e Identidad y Democracia (a la espera de los no inscritos afines) no son suficientes en un Parlamento Europeo con 720 escaños. Para hacerse notar necesitarán, como ha sido el caso hasta ahora, a la práctica totalidad del Partido Popular Europeo, que en esta legislatura hereda de los liberales el papel del «facilitador de mayorías»: el bloque al que apoyen los populares en cada voto individual, sea el centroizquierda o la ultraderecha, se llevará el gato al agua.
Por la naturaleza de estos grupos, que muchas veces no tienen suficiente cohesión o estructura interna y responden a intereses nacionales más que de su grupo europarlamentario, tiende a ser complicado encontrar una mayoría estable para sacar adelante legislación, pero sí pueden impulsar enmiendas concretas.
«Llevará más tiempo que otras veces sacar conclusiones de estas 27 elecciones en paralelo y traducirlas en una mayoría parlamentaria clara, que en mi opinión será flexible en lugar de permanente y cambiará dependiendo de las propuestas que presente la nueva Comisión al Parlamento», dijo el profesor en Derecho de la Unión Europea en HEC París Alberto Alemanno.
¿Cómo se repartirán los eurodiputados de extrema derecha?
El mismo analista apuntó al alza de partidos no inscritos o recién llegados sin familia política que «podrían jugar un papel en recomponer los grupos existentes y dar forma al nuevo ciclo político». Y es que la «tarta» del hemiciclo no está aún completamente repartida tras las elecciones de este domingo, con casi un centenar de eurodiputados que no pertenecen a ningún grupo o que llegan nuevos a la Eurocámara y aún no se han asociado a uno de los ya existentes. Desde hoy, pueden buscar encaje en grupos ya existentes o, si se forman grupos nuevos, unirse a ellos. Será el caso de la Alternativa por Alemania, que aportará 15 escaños, o del Fidesz de Viktor Orbán, con 10.
Con ellos y otros grupos afines, aritméticamente será posible unir los votos de populares, ultraconservadores, extrema derecha y no inscritos que simpaticen con sus ideas para, ocasionalmente, sacar adelante mayorías estrechas como la que estuvo a punto de echar por tierra la Ley de la Restauración de la Naturaleza en la legislatura que ahora termina.
Decisiones por voto ponderado
La necesidad de cohesión total en el hemiciclo desaparece en otras decisiones dentro de la Eurocámara. Son las que se toman por voto ponderado en foros parlamentarios como la Conferencia de Presidentes (que reúne al presidente de la institución y jefes de los grupos políticos) o entre los coordinadores de los grupos políticos en las diferentes comisiones parlamentarias. En estos espacios, el representante de cada grupo político se arroga la voz y el voto de todos sus eurodiputados, sin margen para la disensión, y -de conseguir llegar a los 361 escaños- PPE, ECR e ID podrían decantar la balanza en decisiones sobre la agenda o el trabajo legislativo, entre otras.
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