Destrucción en el campo de refugiados de Al Nuseirat. | Reuters - MOHAMMED SABER

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El último movimiento del presidente estadounidense, Joe Biden, el de presentar un nueva propuesta de tregua pactada con Israel, y en la que, por primera vez, se subraya el fin de la guerra en Gaza ha despertado poco optimismo entre la población gazatí, desanimada, abatida y bajo fuego israelí durante más de 240 días.

«Biden dice ahora que impondrá una tregua, pero no nos fiamos porque se han sentado y han negociado mucho, pero al final nada sale adelante», relata con escepticismo a EFE Tahrir Zaquot, un mujer gazatí desplazada en el campamento de Al Mawasi, en el sur de la Franja de Gaza. En estos casi ocho meses de guerra en el enclave, tan solo un pacto de tregua ha salido adelante entre Hamás e Israel el pasado mes de noviembre prolongado durante una semana y que permitió liberar a 105 rehenes a cambio de 240 prisioneros palestinos.

Cuatro meses de fracasos en negociaciones

Desde entonces, especialmente desde el pasado mes de febrero cuando se retomó el diálogo con más fuerza mediado por Egipto, Catar y Estados Unidos, los gazatíes han visto frustradas una y otra vez cualquier posibilidad de ver el fin de las hostilidades en una Franja cada día más arrasada. Israel también borró rápidamente la alegría que brotó entre la población palestina el pasado 6 de mayo, que salió a las calles a celebrarlo, cuando Hamás dio el visto bueno al plan de tregua que los días antes había puesto encima el Gobierno israelí.

El Estado hebreo esgrimió que la propuesta final a la que se había sumado el grupo palestino islamista había sido modificada y no recogía sus principales demandas. Horas antes, los tanques israelíes había ocupado el lado palestino del cruce de Rafah. «Ojalá sea verdad el anuncio de este nuevo pacto porque todo lo que necesitamos es el fin de esta guerra y el fin de esta vida miserable», relata a EFE Reem Al Agha, otra mujer gazatí y madre de cuatro hijos cuyo hogar es ahora también una tienda de campaña en la zona de Al Mawasi.

Escape a Al Mawasi

Precisamente esa zona, junto a otros puntos de Jan Yunis, ha sido la vía de escape para muchos de los gazatíes que se estaban refugiando en la ciudad fronteriza de Egipto, según detalla para EFE Paulo Milanesio, coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza. «En Al Mawasi no hay agua potable, no hay electricidad, el acceso a las carreteras es inexistente.Se está propagando muchas enfermedades por consumir agua salada y llega gente a nuestras clínicas con diarrea, gastroenteritis» manifiesta Milanesio que insiste en que este no es un lugar seguro porque también se han producido bombardeos israelíes.

«No tenemos ningún tipo de ingreso, mi marido era ingeniero antes de la guerra pero ahora ha perdido su trabajo. Rezo todos los días para que esto acabe», agrega Al Aqha. Y pese a la tristeza que sienten estas mujeres gazatíes, Zaquo sueña con poder regresar a la ciudad de Gaza si finalmente llega el fin de la guerra. La nueva propuesta anunciada por Biden estar compuesta de dos fases: en la primera habría un alto el fuego completo de seis semanas, se retirarían las tropas israelíes de todas las áreas pobladas de la Franja y serían liberados varios rehenes, entre ellos mujeres, ancianos y heridos, a cambio de la excarcelación de centenares de prisioneros palestinos.

Pero durante esas seis semanas, Israel y Hamás deberán negociar los detalles de la segunda fase que incluiría «el final permanente de las hostilidades», la liberación del resto de rehenes, incluidos soldados, y la retirada del Ejército israelí de la Franja; lo que según el mandatario estadounidense requerirá de un diálogo intenso. De momento, la organización islamista ha recibido con satisfacción este borrador presentado por Biden aunque el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió este lunes que existen «lagunas» entre la propuesta israelí y la versión anunciada por Biden el viernes, y reiteró que la tregua sería temporal pero no supondría el fin de la guerra.