Pese a lo abultado aún de las cifras, el Ministerio de Interior ha confirmado que la última noche fue «más tranquila» que las precedentes. La anterior -en la que las autoridades ya habían constatado una bajada de intensidad de los incidentes frente a los días precedentes- había dejado un total de 1.311 arrestos, 79 policías heridos y más del doble de incendios en las calles y de edificios vandalizados que los reportados esta mañana. En paralelo al despliegue de seguridad para la noche, el presidente Emmanuel Macron encabezó una reunión en el Elíseo a la que estaban convocados la primera ministra, Élisabeth Borne, y varios de sus ministros.
De acuerdo a fuentes de la Presidencia, la convocatoria tenía por objeto hacer una evaluación detallada de la situación actual, tanto a nivel de seguridad como judicial y de impacto económico de los disturbios. Asimismo se abordaron algunos de los planes del Gobierno para los próximos días, cuyos detalles trascendieron a la prensa aunque ni el jefe de Estado ni los ministros hicieron declaraciones públicas tras la reunión. Por un lado, Macron tiene previsto reunirse este lunes con los presidentes del Senado, Gérard Larcher, y de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, y, por otro, el martes recibirá en el Elíseo a algo más de dos centenares de alcaldes de municipios afectados por los disturbios, según informó el canal BFM TV.
Ataque a la familia de un alcalde
Lo que sí que causó hoy una gran conmoción fue un incidente ocurrido en el marco de los disturbios en L'Haÿ-les-Roses, en la periferia sur de París. Allí, el alcalde, Vincent Jeanbrun, sufrió de madrugada un ataque a su residencia familiar. Mientras él trabajaba en el Ayuntamiento, unos individuos a los que se busca por intento de asesinato lanzaron un coche en llamas contra la casa, en la que se encontraban sus hijos, de 5 y 7 años, y su esposa. Uno de los niños tuvo que ser atendido por lesiones, al igual que la madre, con una fractura en la pierna. «No tengo palabras lo bastante fuertes para describir mi conmoción ante el horror de esta noche. Pero la única forma de hacer aceptable lo inaceptable es que no sea para nada», manifestó el alcalde en un comunicado a primera hora. Este episodio provocó una fuerte indignación social y la condena rotunda de la clase política francesa.
«No dejaremos pasar nada. Estaremos al lado de los alcaldes», subrayó esta tarde la primera ministra francesa mientras visitaba L'Haÿ-les-Roses. En repudio a este episodio, la Asociación de Alcaldes de Francia ha llamado a que se hagan concentraciones ante todas las sedes municipales del país este lunes al mediodía. El detonante de esta oleada de altercados fue la muerte de un joven de 17 años y ascendencia árabe llamado Nahel, que recibió un disparo mortal por parte de un policía cuando trataba de huir de un control policial en Nanterre el día 27. Las imágenes del incidente, grabadas por testigos, desataron una fuerte indignación en el país, lo que degeneró en disturbios, sobre todo en los barrios populares de las grandes ciudades y en el cinturón metropolitano de París.
Este domingo, en declaraciones al canal de televisión BFM, la abuela del menor, Nadia, pidió a los alborotadores que dejen de usar a su nieto como «pretexto» para sembrar la violencia. «Quiero al policía que mató a mi nieto, es todo lo que quiero. Los policías están ahí, felizmente están ahí, y a la gente que está destrozando, les digo: parad», recalcó la abuela del fallecido, identificada como Nadia, que aseguró que confía en la justicia.
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Cuando las barbas de tu vecino veas cortar.....