«Marruecos reconoció a Estados Unidos en 1777. Por tanto, lo correcto es que reconozcamos su soberanía sobre el Sáhara Occidental», ha escrito Trump en Twitter, al anunciar la firma de una orden ejecutiva que representa una victoria simbólica para Rabat en un momento especialmente delicado.
El mandatario norteamericano, que abandonará el cargo el 20 de enero, ha anunciado este cambio en el marco de otro «histórico» acuerdo, según el cual Marruecos e Israel han pactado el establecimiento pleno de relaciones diplomáticas. Marruecos se suma así a Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán, que también firmaron acuerdos similares al auspicio de Estados Unidos.
Rabat plantea una autonomía limitada para la antigua colonia española, mientras que el Frente Polisario, que controla la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), defiende el derecho de autodeterminación.
La Casa Blanca ha señalado en un comunicado que «Estados Unidos cree que un Estado saharaui independiente no es una opción realista para resolver el conflicto y que la autonomía genuina bajo soberanía marroquí es la única solución factible», por lo que plantea que las partes se sienten a negociar «cuanto antes» con el plan de Rabat como «único marco» sobre la mesa.
Además, Estados Unidos quiere alentar sus relaciones económicas con Marruecos, también en lo que concierte al Sáhara Occidental y, con este objetivo, abrirá un nuevo Consulado en la localidad de Dajla «para promover las oportunidades económicas y de negocio para la región».
Trump ha realizado esta batería de anuncios tras una llamada telefónica con el rey de Marruecos, Mohamed VI, que le ha expresado su «profunda gratitud» ante un reconocimiento que ha calificado de «histórico», según la agencia de noticias oficial MAP.
La orden ejecutiva de Trump tiene un «innegable» efecto «jurídico y político», en opinión de Rabat, que considera reforzada la alianza «estratégica» con Washington gracias a «un apoyo franco y sin ambigüedad a la marroquinidad del Sáhara». En este sentido, ha considerado la apertura del Consulado norteamericano en Dajla como un «primer» ejemplo de este acercamiento.
«Esta posición constructiva de Estados Unidos viene a reforzar la dinámica de consagración de la marroquinidad de Sáhara marroquí confirmada por las posiciones de apoyo de un conjunto de países amigos, así como por las decisiones de numerosos países de abrir consulados en nuestras provincias del sur», reza el mensaje oficial.
Las autoridades marroquíes han aprovechado para recordar que la orden ejecutiva de Trump tiene lugar después de la operación lanzada en la zona de Guerguerat --«decisiva y eficaz»--, con el objetivo de «mantener la seguridad y la estabilidad en esta parte del territorio marroquí» y «garantizar la libre circulación de personas y bienes».
La ONU, que supervisa el alto el fuego pactado en 1991, ha apelado a la calma en el Sáhara Occidental, a la espera de que el secretario general, António Guterres, designe un enviado especial tras más de un año y medio en el que el puesto ha permanecido vacante --el expresidente alemán Horst Koehler dimitió en mayo de 2019--.
El Sáhara Occidental figura como territorio no autónomo para Naciones Unidas, a la espera de un acuerdo pactado --o incluso de un referéndum-- que no termina de llegar. El último acercamiento entre las partes llegó de la mano de Koehler, aunque entonces ni las autoridades de Marruecos ni el Polisario se movieron de sus respectivas posiciones.
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