La niña, Ayla Gezgin, estaba sentada en la cocina de un edificio derruido cuando llegaron los equipos de rescate, en un hueco que había quedado intacto entre la encimera y la lavadora, según contó uno de los profesionales que la atendieron a la cadena de televisión NTV.
«Escuchamos una voz, preguntamos quién había y respondió: 'Soy Ayla, estoy bien'. Le dijimos 'Espera que te sacamos', y avanzamos hacia donde estaba», relató uno de los trabajadores que la sacaron de los escombros. Según el hombre, la niña estaba consciente y sin daño aparente: «No le había pasado nada, estaba sentada y esperando».
Se cree que la madre de la niña, Fidan Gezgin, sigue aún bajo los escombros, mientras que su padre, Ugur, ex árbitro de fútbol, se salvó y ya está con ella.
Desde el viernes pasado, la cifra de muertos en el siniestro alcanza ya las 102 personas en Esmirna, la única provincia turca que ha registrado fallecidos, a los que se añaden dos en la isla griega de Samos.
Además, un millar de personas han resultado heridas y 107 han sido rescatadas con vida de entre los escombros.
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